sábado, 5 de diciembre de 2015

LA RAÍZ DEL ÉXITO ¿QUÉ HACE LA DIFERENCIA? ¿POR QUÉ A ALGUNAS PERSONAS LES VA TAN BIEN?

Será por…
• ¿El trasfondo familiar? Crecer en una buena familia es algo por lo que cualquiera debería sentirse agradecido, pero no es un indicador confiable de ser la razón para el éxito. Un alto porcentaje de las personas exitosas viene de hogares destruidos.
• ¿La riqueza? No, algunos de los hombres y mujeres de mayor éxito vienen de la clase media y de la clase media baja. La riqueza no es un índice de éxito ni la pobreza es garantía de logros insignificantes.
• ¿La oportunidad? Bueno, la oportunidad es algo muy especial. Dos personas con dones, talentos y recursos similares pueden observar una situación dada, y una de ellas verá tremendas oportunidades en tanto que la otra no verá nada. La oportunidad está en el ojo del observador.
• ¿Una alta moralidad? Me gustaría que esta fuera la clave, pero no lo es. He conocido personas absolutamente ínte- gras que han logrado muy poco. Y he conocido sinvergüenzas de un tremendo éxito. Usted también los conoce.
• ¿La ausencia de dificultades? Por cada persona exitosa que ha esquivado a la adversidad, hay una Helen Keller que venció incapacidades extremas o un Víctor Frankl que sobrevivió a horrores absolutos. Así es que tampoco es la ausencia de dificultades.
No, ninguna de estas cosas es la clave. Para decirlo en forma franca, yo sé sólo de un factor que separa a los que se distinguen en forma consistente de los que no: La diferencia entre la gente mediocre y la gente de éxito es su percepción de y su reacción al fracaso.
Ninguna otra cosa tiene la clase de impacto en la capacidad de las personas de alcanzar y llevar a cabo cualquier cosa que se propongan y deseen.
Efectivamente, esto es cierto. El Fracaso no es el acabose de todo, podría ser el comienzo de todo. Lo importante en la vida es sacar provecho de cada experiencia dolorosa. Jesús estará a nuestro lado para enseñarnos. Para librarnos de caer en el sepulcro y de cruzar el umbral de la muerte. Job 33:18. Podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano. Salmo 37:24.


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