“Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya
recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas.”1
Pedro 4.10
Es increíble cómo un poco de esfuerzo de nuestra parte puede
distorsionar nuestra opinión sobre lo que es regalado y lo que es ganado. Aun
la idea de San Nicolás, ha puesto en su centro el hecho de que recibes lo que
mereces. Los niños malos no reciben nada o un pedazo de carbón, y los niños
buenos reciben regalos. Entonces mantente alerta porque él sabe si has sido
bueno o malo.
Aunque asumo que tú no crees en San Nicolás, también asumo
que fuiste conmovido con la idea de que “recibes lo que mereces.”
Entonces cuando nos esforzamos para ver que algo suceda, para
cumplir una meta; intrínsecamente creemos que el resultado, si es bueno, será
algo que hemos ganado, por lo tanto no es un regalo. Si aprendemos a tocar bien
la guitarra, creemos que esa habilidad es ganada. Si trabajamos duro y nos dan
un ascenso, creemos que esa nueva posición es ganada. Pero acá esta el problema
con esa perspectiva: creemos que si lo hemos ganado entonces lo poseemos.
Si lo poseemos, y es nuestro,
entonces se supone que es para nuestro placer. Si en algún momento nos sentimos
benévolos, entonces tal vez lo compartamos. Ese es un gran SI. La mayoría de la
gente siente que, “Esta es mi casa y no tengo que compartirla si no quiero.
Este es mi carro. Esta es mi hamburguesa. Este es mi reloj. Este es mi dinero.
Este es mi talento. Esta es mi habilidad.”
Este versículo tiene un ángulo diferente sobre esto.
Comencemos por el final del mismo, con la frase, “la gracia de Dios en sus
diversas formas.” La gracia de Dios para nosotros, Su tendencia es darnos cosas
que no merecemos, Sus regalos para nosotros, tienen muchas formas. No son solo
las cosas que caen en nuestro regazo. No es solamente el cheque que llegó
milagrosamente en el correo. Todo lo que tenemos, incluyendo nuestro respirar
es un regalo de Dios. Cada día que tenemos simplemente es el resultado de Su
gracia para con nosotros.
No hay nada en esta tierra que no tenga en si la huella
digital de la gracia de Dios. De esta manera, todo hasta cierto grado, es un
regalo.
Puede que no parezca un regalo convencional, pero lo es. Y es
con estos regalos, o sea, todo, que hemos sido llamados a ser generosos y a
compartir.
¿Qué tienes que no has considerado como un regalo de Dios?
¿Con qué tienes la tendencia de guardártelo todo para ti
mismo?
¿Qué regalos has estado ocultando de los demás?
¿Es un talento?
¿Es tu dinero, tu casa y hospitalidad?
Hoy, da de una manera en la que nunca antes has dado. Sírvele
a otros con lo que hasta este momento has considerado solo tuyo.
El dar a los demás, sin compromisos, siempre es algo bueno.
Robert & Rebecca Vander Meer
No hay comentarios:
Publicar un comentario
mostrar siempre