viernes, 18 de diciembre de 2009

¿EL DINERO TE HACE FELIZ?

Actualmente la mayoría de personas viven más interesados por el dinero, antes que por la vida misma. Por amar al dinero dejan de comer, no educan a sus hijos, se matan, mienten, calumnian, roban y lo que es peor, se las ingenian para ocupar cargos públicos, so pretexto de servir a la colectividad, pero en la realidad no es así; es para servirse del cargo y llenarse los bolsillos de dinero. Pregunto ¿El dinero le hace feliz? Veamos ¿que es el dinero? El dinero es la envoltura de muchas cosas, pero nunca lo esencial. El dinero proporciona comida pero no-apetito, medicinas pero no-salud, relaciones pero no amigos; servidores, pero no-lealtad; días de júbilo, pero no-paz ni felicidad. El dinero puede comprarnos un lecho de oro, pero no el profundo sueño del que disfrutamos; libros pero no conocimientos ni sabiduría; adornos y vestidos elegantes, pero no-dignidad y simpatía; una casa suntuosa, pero no la felicidad de un hogar; un caro funeral, pero no la solemnidad y la paz ante la muerte; un crucifijo, pero no un salvador. El dinero es un simple medio que ayuda a subsistir pero desune. La humanidad es una sola familia unida por el amor y nacida para la felicidad. Debemos ser felices por nuestros hijos y ellos por nosotros, porque no hay nada mejor que recordar a padres e hijos felices. Nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir por el dinero es una pérdida de tiempo. Ahora mismo le puedes decir basta al dinero si te encadena, a los noticieros que te envenenan, a los que quieren dirigir tu vida, al miedo o nerviosismo que llevas adentro; porque la vida es aquí y ahora, donde se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. En la tranquilidad hay salud. Perdónate y perdona, respétate y respeta. No hay liberación más grande que el perdón. No hay nada mejor que vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza y el cuerpo que el miedo, el resentimiento, la culpa, el agravio y la crítica punzante, que te hará juez y cómplice de lo que te disgusta. Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida. El bien y el mal viven dentro de nosotros. Alimentemos más al bien para que sea el vencedor, cada vez que tengamos que enfrentarnos. Los problemas son lecciones, por eso, nada que nos suceda es en vano. Nunca te quejes de nadie, ni de nada, recuerda que nacimos desnudos y el vestido que llevamos, ya son ganancias. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. Libérate de la obsesión y de la ansiedad del poder del dinero o de la riqueza material. Nunca te quejes porque fundamentalmente tus has echo lo que querías en tu vida. El tiempo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error. Aprende de los audaces, de los fuertes, de quién no acepta justificaciones. Piensa menos en tus problemas, y más en tu labor; y estos desaparecerán. Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el gigante de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre, fuerte, dejando de ser un títere de las circunstancias; porque tú mismo eres tu destino. Sea cual fuera tu actitud, en el fondo estás deseando, un poco más de comprensión y aceptación. No más agresiones. Reconstruyamos nuestra razón de ser, en la capacidad de comprender, perdonar y aceptar para ser felices, sin esclavizarnos nunca al poder y la tentación del dinero. Que Dios les Bendiga. (DEL TUNEL DE LA VIDA)

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