La información que recibimos diariamente de los medios de comunicación masiva, como, prensa escrita, televisión, radio, etc., hace pensar que el Perú, pareciera ser un baúl lleno de problemas y nada más. Si a eso sumamos, el desinterés por entender a nuestra propia patria, el evidente desarraigo cultural en cada acción que realizamos a diario, la propensión de creer que lo foráneo es mejor, la defensa de lo nuestro está en un segundo plano (TLC), la creación de iconos sociales sin valores coherentes, como para que exista un “Chorri Palacios”, en el inconsciente colectivo de todo niño; las groserías y vituperios que a diario vemos en la televisión y son parte de la cena y el almuerzo; el triste espectáculo de la corrupción al que estamos sometidos y que es parte de la conversación diaria de todos los peruanos; sin duda demuestra que Perú es emporio de política chicha como consecuencia de la tan mentada globalización, que ha generado una política de moda llamada neoliberalismo, que rescata valores foráneos, construye una sociedad dividida entre su propia identidad y una identidad fabricada por la globalización y la información.
No solo eso, la política chicha también es una realidad en las fuerzas vivas de la nación. Todos son de un partido, todos pueden ser de otro al día siguiente, unos insultan a otros y los otros denuncian a los iguales. Se despotrica la idea del otro por ser contraria, sin analizarla por lo menos, y eso les basta. El diálogo y la tolerancia fueron adornos literarios de antiguos pensadores, ahora únicamente queda el ataque y el contra ataque empezando del primer magistrado del estado.
Un partido político debe ser un grupo organizado, permanente, con doctrina y principios, cuyos miembros se reúnen porque comparten un proyecto político, ciertos valores comunes o en algunos casos, alianza de intereses. Los valores comunes parecen estar tergiversados. Desde los caceristas, pierolistas, legiístas, pasando por los belaundistas, también por los alanistas, los fujimoristas, los toledistas no han sido propuestas válidas, porque sus personajes, son caudillos defensores de un grupo de gente, no de ideas, sino más bien de intereses personales, sin una visión macro a futuro. Es por eso fácil entender que Alan García, quien nos llevó al descalabro económico en los 80"s, nuevamente se convierte en caudillo pero más experimentado. La crisis de partidos y propuestas se evidencia claramente en la poca aceptación de la población.
Raúl Porras, dijo en 1957. «Creo yo sinceramente que en el Perú, durante toda nuestra primera etapa republicana, no ha habido partidos, sino "panacas", a la manera incaica. En el Perú se ha eludido, no han podido existir nunca los partidos de principio ni los partidos de masas, sino los partidos individualistas, coaligados por pasajeros intereses personales, y esto proviene, principalmente, de las "panacas" incaicas.
viernes, 19 de marzo de 2010
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