¿Qué dice usted? Si la respuesta es afirmativa Ayacucho estaría en el ansiado camino del desarrollo. Pero ¿lo está? No. ¿Por qué? Por falta de unión e integración. Para que la familia ayacuchana viva unida e integrada hay que empezar a cambiar la soberbia por la humildad.
Soberbia es altanería, altivez, arrogancia, envanecimiento, engreimiento, estiramiento, defecto, satánico, envarar, etc. El soberbio nunca reconoce su error. Se cree superior, desprecia y humilla a los demás. No vacila decirle “bestia” a un Alcalde provincial, sin ser ni siquiera de ese lugar. Donde hay un soberbio, todo acaba maltratado: la familia, los amigos, el lugar donde trabaja. Es tan pobre que lo único que valora es el dinero y está lleno de “yo mismo” “por mí” “yo lo hice” “gracias a mi” como consecuencia de su gran egoísmo que ciega y cierra el camino de los demás. Es normal en los seres humanos el deseo de ser los mejores, de ser los primeros, de ser superiores a los demás. Pero cuando a ese deseo de bondad le sigue una actitud de soberbia que lo lleva a sentirse superior a todos los demás y, por tanto a despreciarlos surge un grave problema: la desintegración y desunión.
Contra esa actitud esta la humildad. El hombre humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira. Va tras otros tesoros. No está en competencia. Se ve a sí mismo y al prójimo igual que a él. Es así libre para estimar y dedicarse al amor y al servicio sin desviarse en juicios que no le pertenecen, ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo; guarda silencio de sus virtudes y permite a los demás descubrirlas, es decir, es como la lluvia serena y mansa que llega profundamente a las raíces, en silencio, nutriéndolo y dejando el terreno listo para que brote la unidad y la integración.
¿En la familia ayacuchana residente en Lima falta humildad y sobra vanidad? ¿Qué piensa usted? ¿Se prioriza la unidad e integración entre instituciones? ¿Por qué se derrocha esfuerzos en hacer las mismas actividades para grupos reducidos, como celebrar festividades patronales? ¿En qué se invierte el dinero recaudado en esas celebraciones? ¿O, los fondos recaudados son para beneficio de algunos? ¿Las instituciones de Ayacuchanos residentes en Lima ayudan a los desamparados que viven en sus pueblos de origen? ¿Con qué frecuencia? La respuesta a estas preguntas permitirá saber si los Ayacuchanos vivimos unidos. Si la conclusión es que no vivimos unidos, entonces empiece por combatir la soberbia actuando con humildad. Las generaciones que siguen le agradecerán sobremanera.
miércoles, 12 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
las familias serrana en lima son completamente acomplejados, piensan que son mas inteligentesy habiles que el resto,piensan que ellos son gente y los de supueblo animlaes o bestias, son tercos,mujeriegos, y las mujeres machistas, llegan a lima y ponen a sus hijos en colegios A1 aunque los choleen, ellos avanzan empujando. y odiando en secreto todo lo que dicen es su tradicion.en facebook escriben en ingles!! alienadazos, ocultando sus origenes y viajando por grecia hablando griego con gente ayacuchana !! jajaja son pateticos completos y solo dan risa...
ResponderEliminar