jueves, 20 de agosto de 2009

¿EN QUÉ MUNDO VIVEN LOS HIJOS?

¿Qué se les enseña para que sean personas de bien? Hay tanta basura y cosas malas... El asunto de las drogas, la relajación moral y la falta de valores en general preocupa extraordinariamente. Pero no solo son los padres quienes deben estar preocupados por los valores. Cuando un amigo nos traiciona, cuando un compañero de trabajo miente sobre nuestro desempeño, cuando alguien nos roba una oportunidad, recién prestamos atención a los valores. ¿Tiene acaso que despertar nuestra conciencia el abuso? No solo eso. Los gobiernos corruptos dilapidan los valores, generan el incremento de criminalidad, de la marginación. El trabajo honrado ha sido substituido por la vida fácil, la palabra de honor ha sido aplastada por garantías, contratos y amenazas de juicio. La amistad ha sido transmutada en complicidad. Ese es el mundo en que viven los hijos. Donde el egoísmo extremo destruye a la sociedad. Si cada vez más gente piensa en su vida, sus pertenencias, su espacio, su libertad, y se olvidan de los demás atropellando al que se pone a lado, entonces no deberíamos sorprendernos de lo mal que anda el mundo. A veces, hasta parece que ser bueno ha pasado de moda al perderse aceleradamente la importancia de los valores, que nos hacen convivir como seres humanos. Hoy con más eficacia por los adelantos tecnológicos de las comunicaciones, se difunde abundante daño a la sociedad con el consiguiente deterioro de los valores, teniendo como protagonistas a ídolos deportivos, connotadas personalidades de la política nacional y mundial. Ellos al igual que los infractores de menor cuantía, quebrantan los valores y marcan una línea de degradación social, para que niños y adolescentes la asimilen como normales. Barrer esas huellas es el problema, porque ningún padre o madre, en su sano juicio, puede aspirar a que su hijo carezca de valores o haga caso omiso de ellos. Ni los peores criminales, mafiosos, prostitutas, traficantes, malversadores, extorsionadores, corruptos, homosexuales, promiscuos, etc. pueden aspirar a que sus hijos les sigan sus pasos. Aunque es obvio, que en muchos de ellos los prejuicios, la moral, la ética o los valores, no tengan sentido en sus vidas; si embargo desearían que sus hijos logren desarrollarse como personas realizadas, decentes y honradas. Los valores son la columna vertebral de una convivencia sana entre seres humanos. Pero esa columna vertebral se construye con nuestros valores individuales, con nuestros valores familiares, incluso con nuestros valores regionales y nacionales; y todo comienza con la persona. Solamente podemos esperar un cambio real en nuestras sociedades si con seriedad nos preguntamos ¿Cómo andan mis propios valores? ¿Soy confiable? ¿Soy leal? ¿Soy generoso? ¿Soy honesto, veraz, puntual, laborioso, etc.? Pero no solo eso, también debemos hacer un ejercicio y cuestionarnos ¿Cómo afectamos a los demás cuando no vivimos con valores? Los valores le dan significado y dirección a cada aspecto de la vida familiar y social. Es hora de dar el primer paso. ¡HÁGALO! Gracias. (Del libro EL TUNEL DE LA VIDA)

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