Las fértiles campiñas de Coracora en Parinacochas, Ayacucho se viene convirtiendo en tierras improductivas por falta de mano de obra, ocasionado no por escasez de PEA-población económicamente activa, sino, por la presencia de programas de apoyo social, como “juntos” “pronaa” “comedores populares”, etc. que al proporcionarle a esa población asignación monetaria y alimentaría, le evitan la necesidad de salir a trabajar; conforme afirma contrariado el Prof. Félix Campos Rosental después de experimentar en carne propia esa ingrata realidad que perjudica el desarrollo de su tierra natal. Es más, acota la existencia de un proceso de deshumanización y pérdida de la dignidad humana. Cuando pasaba por la Av. 9 de Diciembre ve “tirada y abandonada en la calle” a una anciana de apellido Padilla. Le lleva cargada a su vivienda, no le recibe dinero y pide alimentos. Impresionado por lo deprimente de la situación, buscó solución en la Municipalidad y la oficina del pronaa, sin éxito destacable…
¿Los programas sociales realmente contribuyen a resolver la pobreza y marginación social? ¿O se han convertido en un paliativo que promociona la mendicidad y holgazanería? En Coracora a diario cantidad de jóvenes ocupan la vía pública a jugar casino en un triciclo, “en las cantinas atraídos por el alcohol” o deambulan sin rumbo desconectados de la necesidad de trabajar, por que con algún sol tomarán sus alimentos o prepararlos con los productos que pronaa le regala. Así ¿saldrán de la pobreza?
JUNTOS: Programa nacional de apoyo directo a los más pobres, en muchos lugares del país es incoherente y un contrasentido con la lucha contra la extrema pobreza. Resulta una medida peor que el mal. Nulifica la aspiración y realización de la persona humana por el hecho de ser los pobres más pobres del Perú. ¿Qué hacer? Hace falta generar fuentes de trabajo, un banco de trabajo y tecnificar la ocupación de los comprendidos en extrema pobreza. Es decir construir pequeñas represas, modernizar los sistemas de riego, construir cobertizos, mejorar la raza de animales y semillas, combatir las plagas como el “kikuyo”, etc. Pero mucho más importante de lo señalado, para combatir la extrema pobreza, es el cambio de conducta de las personas que están en los diversos niveles de gestión pública- social o de ejecución de presupuestos. En cada proceso electoral percibimos el voraz apetito por acceder al cargo y a veces reiteradamente ¿para que? ¿Para servir o servirse? He allí el detalle. Los Alcaldes, regidores, consejeros y demás funcionarios regionales, los congresistas ¿cumplen las funciones para lo que fueron elegidos? Por ejemplo ¿En la comuna de Coracora existe un banco de trabajo, un padrón de habitantes en extrema pobreza y ancianos abandonados? Sin embargo es una atribución del municipio los Programas sociales, defensa y promoción de derechos. A la anciana Sra. Padilla, el regidor responsable de la municipalidad, la beneficencia, el gobernador, el pronaa, la fiscalía, etc. ¿le habrán extendido su apoyo en cumplimiento de sus obligaciones? ¿O sigue vigente la sentencia de muerte lenta por abandono físico y moral que le ha impuesto la sociedad y el estado? Sobre el particular nuestra Constitución Política es taxativa. El Art. 1º dice: …”La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado” Si no se le brinda la urgente asistencia que requiere la Sra. Padilla, nuestra Constitución devendría en incoherente y contrasentido, ¿no le parece? Concluyo expresando mi admiración y gratitud por su emoción social al Prof. Félix Campos Rosental.
martes, 11 de agosto de 2009
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