En el Congreso de la República los escándalos parecieran no
tener fin. ¿Por qué? Será porque ¿la actual representación nacional es una de
las de menor lustre de las últimas décadas? Claro está, salvando ejemplos que
descuellan en el desierto colectivo, como del Congresista Humberto Lay
Presidente por tres legislaturas de la Comisión de ética.
El 2 de junio 07 congresistas que integran la Comisión
de ética protagonizaron un escándalo al decidir con sus votos archivar el
pre-informe que recomendaba suspender por 120 días a la congresista
nacionalista Cenaida Uribe por el Caso Punto Visual. Este nuevo escándalo puso
entre la espada y la pared a Humberto Lay que renunció a la Presidencia de dicha
Comisión. ¿Por qué? ¿Qué defendía Humberto Lay? ¿Y que defendían sus
detractores? Aquí una extracto textual del Pre-informe… “La Congresista (Cenaida Uribe) habría infringido los principios éticos
de: Honradez, pues abusando de su
cargo buscó un provecho para una persona con quien mantenía un vínculo
estrecho, que ella misma ha reconocido como “familiar” ante la COMISIÓN; Respeto, pues el trato que dio al ex
Director de la I.E.E. “Alfonso Ugarte”, Lizandro Quispe, con amenazas de por
medio, sin importarle que se trataba de una autoridad pública, fue totalmente
irrespetuoso y descortés; Responsabilidad,
pues con su conducta pública ha perjudicado al Congreso de la República; Bien Común, pues la Congresista, en los
presentes hechos, no se ha preocupado por obtener un beneficio general, sino
que ha pretendido obtener un beneficio para un particular, el Gerente General
de la empresa Punto Visual; Integridad,
pues su comportamiento no ha sido íntegro ni coherente con la ética
parlamentaria pues su actuación ha estado influenciada por intereses
particulares; y, Justicia, pues su
conducta en todo momento desatendió criterios de igualdad entre las partes,
pues trató de priorizar los intereses de una empresa particular, y no respetó,
además, criterios de legalidad…”
¿Qué triste y lamentable, ver que una Congresista que se en
bolsilla decenas de miles de soles del pueblo, sea burdamente blindada por el
trabajo de buscar beneficios para privados maltratando a un profesor? Una vez
más queda claro, que el profesor agente fundamental de la educación peruana no
vale nada para ciertos congresistas, y más bien se convierten en una piedra en
sus zapatos por no dejarse manipular.
En un recinto parlamentario en que otrora resonaron las voces
de Miguel Grau, Raúl Porras Barrenechea, Luis Alberto Sánchez, Mario Polar,
Alfonso Benavides Correa, Carlos Malpica, Héctor Cornejo Chávez, Roberto
Ramírez del Villar y otros pensadores y oradores, ahora brilla la decadencia
casi absoluta de los valores fundamentales de la dignidad humana. ¿Por qué? Sin
duda, entre otros, debe ser por la forma como se elige candidatos al Congreso.
Es un secreto a voces que en muchos casos se paga por figurar en una lista. Los
primeros puestos son de tarifa más alta. No interesan preparación intelectual
(que no es igual a título académico), ni identificación probada con el interés
social y nacional, ni la limpieza moral, ni la adhesión ciudadana. Solo
interesa ¡cuánto de dinero tiene en los bolsillos! Así, ¿donde llegaremos?...
Solo cuando el último árbol esté muerto, la última laguna
contaminada y el último pez atrapado, entenderemos que no se puede comer dinero. La persona vale por lo es y no por lo
que tiene.
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