sábado, 28 de julio de 2012

LEY DE DESARROLLO DOCENTE: ¿MÁS DE LO MISMO? ¿ PARA QUÉ'?

El presidente Ollanta Humala presentó hoy al Congreso de la República el proyecto de Ley de Desarrollo Docente, que propone mejoras remunerativas para los profesores y aborda de manera integral la meritocracia, el sistema de formación y estímulo a la innovación en la enseñanza pública. El Jefe del Estado sostuvo que para su gestión los maestros son actores claves para mejorar el sistema y la calidad de vida de los ciudadanos del país.  Dijo: "Mejores condiciones suponen mayores responsabilidades y estamos seguros que los verdaderos docentes, aquellos que eligieron esta carrera por vocación, asumirán el reto de cambiar para cambiar la educación". 
De otro lado, sabiendo que su nuevo gabinete ministerial  (tercero) será un “gabinete del diálogo” para buscar el acercamiento y el reencuentro con el pueblo y que replanteará la política para resolver los diferentes conflictos sociales que existen en el Perú, ¿Porqué impulsa la “Ley de Desarrollo Docente”, sin diálogo y excluyendo al magisterio peruano? ¿Hasta cuando se seguirá incurriendo en el error de dictar leyes a espaldas y sin escuchar primero las sugerencias u opiniones de quiénes la cumplirán?
El magisterio del Perú está regido por la Ley del Profesorado 24029 del 12 de diciembre de 1984 que hasta la fecha ha sido dos veces modificada, con Ley 25212 del 19 de mayo de 1990 y luego con la Ley 29062 del 11 de julio de 2007 “Ley de Carrera Pública Magisterial”. La pretendida “Ley de Desarrollo Docente” del Presidente Ollanta Humala ¿será la tercera modificatoria? Si fuera así, sería vergonzoso seguir poniéndole más parches que los que ya tiene la Ley del Profesorado. No creo que eso se llama “la gran transformación”
La Comisión de Educación del Congreso y el Ministerio de Educación son dos grandes ausentes del quehacer educativo convertidos en “ciegos, sordos y mudos” para que surja el germen de la subversión al interior del magisterio peruano,  con mayor rapidez y gravedad que en los últimos años de los sesenta.
Para que los docentes asuman el “reto de cambiar para cambiar la educación” se requiere una nueva Ley del Profesorado consensuada que objetivamente logre convertir la carrera docente en una profesión prestigiada y forme Directores y maestros de primera, bien remunerada que atrae a excelentes postulantes a rigurosos estudios de pedagogía, desterrando el dicho: “Aun que sea como profesor trabajaré”. 

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