El 6 de Julio se
celebra el Día del Maestro, desde que Manuel A. Odria, por Decreto Supremo del
04 de Mayo de 1953, lo dispuso, recordando la fundación de la primera Escuela Normal de Varones creada por José de
San Martín mediante Resolución
del Marqués de Torre Tagle del 06 de Julio de 1822.
La vía crucis magisterial probablemente se inicia
con Manuel Prado y la Ley
Orgánica de Educación pública 9359 del 01/04/1941. El título
IV legisla la situación magisterial. Los agrupa en preceptores, que viene de precepto
a los de primaria y, profesores a los de secundaria. Los preceptores
constituidos por Normalista rural con 3ro de secundaria y normalista urbano con
estudios hasta de 4 años en escuelas normales. Y los profesores (secundaria) en
ciencias y letras, formados en Institutos pedagógicos o universidades.
Posteriormente se les agrupa en 3 categorías y 12 clases.
1ra categ. para profesionales en educación. 2da categ. para otros
profesionales y 3ra categ para los no profesionales. Durante esa época
Preceptores y profesores, constituían la clase privilegiada y ejercían el
liderazgo natural de los pueblos. Su Palabra era mandato y su presencia,
admiración y respeto. Vestían pulcramente (terno, corbata o vestido) y
evidenciaban una personalidad incuestionable. Su autoridad trascendía al ámbito
social. Sin embargo su situación económica se hacía insostenible, por tal
razón, tuvieron que librar largas jornadas de lucha perdiendo el privilegio
social.
El 13 de Noviembre de 1964 arrancan del Gobierno de
Fernando Belaúnde, la Ley
de Estatuto y escalafón del magisterio Peruano 15215. Aparece un escalafón de
12 clases. Tomó la 8va clase como base para la escala de haberes fijando el
haber básico en 4,260 soles. El ascenso entre clase y clase con un aumento de
haberes no menor de 10%. Esta Ley concitó una expectativa indescriptible en el
magisterio, pero rápidamente rodó por los suelos su esperanza y confianza,
porque jamás se aplicó ni cumplió la ley, por falta de financiamiento. Fue como
espuma de jabón, se levantó y esfumó en un abrir y cerrar de ojos, porque la Ley 15215 fue consecuencia de
un grotesco manoseo político irresponsablemente desfinanciado.
El 29-01-1980 la Junta Militar la
deroga y dicta el Decreto Ley 22875, Ley del Magisterio. Agrupa a los maestros
en 3 áreas: docencia, administración e investigación y 8 niveles, con un
tiempo mínimo de permanencia en c/nivel para que después asciendan por
concurso, pero no fijó incentivos económicos. Justificación: Crea el fondo de
fomento educativo, que nunca llegó a constituirse. Al igual que la 15215, esta
ley fue otro cruel engaño para el magisterio.
Nuevamente el Gobierno de Belaúnde el 14-12-1984 dicta la Ley
del profesorado 24029, reduciendo los 8 niveles a 5 y las 3 áreas a 2.
Incrementa una serie de derechos en desproporción a los deberes y el manejo
económico. Otra vez se sometía a un absurdo manoseo político la aspiración y
destino del magisterio. Las huelgas se intensificaron, exigiendo respeto y
cumplimiento de la ley del profesorado, pero nadie hizo caso.
Entre 1985 y Julio de 1990 el Gobierno Aprista
agrava aún más la situación magisterial. Abre de par en par las puertas de
ingreso a la docencia, sin importar la formación profesional, sino, el carné aprista
y sutepista a través del 2x 1. Esto es, ingresaban a laborar en la docencia,
dos del APRA y uno del ala dura del SUTEP, es decir apristizó y senderizó al
magisterio. No contento, el gobierno Aprista a tres meses de dejar el poder,
esto es, en Mayo de 1990, acepta el pliego de reclamos del SUTEP y lo plasma en
la ley 25212, modificando 21 artículos, 4 disposiciones transitorias y
adicionando el capítulo XVII al título VI de la Ley 24029, convirtiéndolo en irreal e irracional.
Sepultó por siempre y para siempre ese mandato legal, dejando en la conciencia
magisterial un daño irreparable y de resentimiento social, al que se suma las
burlas del Gobierno de Fujimori y las promesas del gobierno de Toledo que no ha
tenido el reparo de calificar de inmoral las luchas magisteriales.
Los profesores, siguen con la Ley 24029 del Sr. Belaúnde y
su modificatoria Ley 25212 de Alan García, cuyo mayor logro es haber convertido
al maestro en profesional de última categoría y muerto de hambre. Desde 1985 es sabido que el estilo de gobernar del APRA, es con medias
verdades, falsas expectativas, dividir al magisterio y enfrentarlo con alumnos,
padres y ciudadanos. Lo real y verdadero es que hoy existen 2 carreras públicas
magisteriales: La prevista en la ley madre 24029 y su primera modificatoria,
Ley 25212, (1er parche Aprista) en la que está la totalidad de maestros nombrados
olvidados por completo. Y la otra introducida con Ley 29062, Ley de la Nueva
Carrera Pública Magisterial (segundo parche Aprista).
El 2009, convocaron a concurso para incorporar a la carrera pública
magisterial 20,000 profesores de un total de 320 mil, es decir 6 % de docentes,
en la forma siguiente: II nivel 8,000 plazas, y el aumento sería: Si tiene 24
HP S/. 235 y si tiene 30 S/. 531. III nivel 7,500 plazas, el aumento sería si
tiene 24 HP S/. 400 y si tiene 30, S/. 737. IV nivel 3,000 plazas, si tiene 24
HP S/. 621 y si tiene 30, S/. 1015 de aumento. V nivel, 1500 plazas, el aumento
sería, si tiene 24 HP, S/. 1202 y si tiene 30, S/. 1737. Para postular al IV y
V nivel requiere grado de maestría y/o doctorado
Es así, que por obra y gracia del gobierno Aprista; dicen que ahora son
50 mil profesores los que “duplicaron sus sueldos" y 270,000 se quedaron sin un sol
de aumento. ¿Eso es justo y razonable? Y como queda el principio ¿ha igual
trabajo igual sueldo? ¿Quiénes son los 50 mil favorecidos? A la luz de los
comité de evaluación responsables del concurso de incorporación a la nueva
carrera pública magisterial en manos de gente de confianza del Apra podemos inducir que fueron
prominentes miembros del partido gobernante ¿Con 50 mil profesores se logrará
mejorar el servicio educativo? ¿Cómo actuarán los 270,000 marginados? ¿Eso
beneficiará la educación de los hijos del pueblo? Es incómodo y lamentable
recordar que el gobierno Aprista repitió la historia de su 1er gobierno. El 19
de mayo de 1990 modificó la ley 24029 con la ley 25212 concediendo beneficios a
los profesores, 50% para pagar desde el 1 de mayo de 1990 y el 50% restante a
partir del 1 de septiembre del mismo año. Con la hiperinflación incontrolable
no quedó ni rastros de los beneficios otorgados.
Lo cierto es que podrán promulgarse las leyes más sabias, formularse las
doctrinas educativas más avanzadas, podrán incluso contarse con edificios
escolares muy modernos, planes y programas científicos, medios materiales más técnicos; todo eso será ineficaz, sin la
acción creadora, amorosa, patriótica y artística del auténtico espíritu
magisterial. Sólo profesores bien formados, sanos, egregios, vigorosos,
optimistas podrán forjar personalidades con cualidades análogas. Para ello, se
requiere de una reforma radical de la formación magisterial y de las facultades
de educación e institutos pedagógicos, con nueva tónica, cualidades
axiológicas, currículo moderno, etc. Hablar de calidad en las actuales
condiciones, es fábula, politiquería y mas engaño impune al pueblo.