jueves, 9 de junio de 2011

¿ESTAS EN EL CÍRCULO DEL 99?

Un rey que siempre estaba triste preguntó a su sirviente muy feliz ¿Cuál es el secreto de tu alegría? No hay ningún secreto, alteza. No me mientas. He mandado cortar cabezas por ofensas menores que una mentira. ¿Por qué estás siempre alegre y feliz? ¿Por qué? Majestad, no tengo razones para estar triste. Usted me permite atenderlo. Tengo mi esposa e hijos, una casa, somos vestidos y alimentados y además su alteza me paga para darnos algunos gustos, ¿Cómo no estar feliz? Si no me dices ahora mismo el secreto, te haré decapitar, dijo el rey. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dicho. Pero, majestad, no hay secreto. Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!
Cuando el rey se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y preguntó ¿Por qué el sirviente es feliz? Ah majestad, lo que sucede es que el está fuera del círculo. ¿Fuera del círculo? Así es. ¿Y es eso lo que le hace feliz? No majestad, eso es lo que no lo hace infeliz. A ver si entiendo, ¿estar en el círculo te hace infeliz? Así es ¿Y cómo salió? ¡Nunca entró! ¿Qué círculo es ese? El círculo del 99. No entiendo nada dijo el rey. La única manera que entendiera sería mostrárselo en los hechos. ¿Cómo? Haciendo entrar a su paje en el círculo. ¿Está dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo? ¡Sí estoy dispuesto!
Bien, esta noche pasaré a buscarlo. Debe tener preparado una bolsa con 99 monedas de oro, ni una más, ni una menos. Con la bolsa de monedas y un papel escrito que decía: “Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie cómo lo encontraste; fueron a la casa del sirviente, amarraron en la puerta, golpearon y se escondieron. Cuando el paje salió, leyó el papel, miró hacia todos lados y se metió a su casa. No podía creer lo que veía. Era una montaña de monedas de oro, las tocaba, las acariciaba y esparramaba. Luego las apiló en rumas de 10 y se dio cuenta que la última pila tenía solo 9 monedas. Miró la mesa, buscó en el piso y gritó “No puede ser ¡Me robaron malditos! me falta una moneda. Cien es un número completo, pero 99 no. El rey y su asesor seguían mirando por la ventana. La cara del paje no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados. El paje guardó las monedas en la bolsa y lo escondió. Luego se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar para comprar su moneda número cien? Si ahorraba su salario y hacía otros trabajos demoraría 11 a 12 años Para abreviar el tiempo decidió llevar comida todas las noches al pueblo a venderlo y cuanto menos comieran, más comida habría que vender con tal de obtener su moneda cien cuanto antes. El paje había entrado en el círculo del 99…
Una mañana, el sirviente entró a la alcoba del rey golpeando las puertas, refunfuñando le contestó mal. El rey no soportó esa actitud y lo despidió. Es así como el sirviente terminó en la calle por haber entrado al círculo del 99…
Y usted ¿está dentro del círculo del 99? ¿Qué piensa? Todos hemos sido educados en esta torpe ideología: Siempre nos falta algo para estar completos, y sólo completos se puede gozar de lo que se tiene. Nos enseñaron, que la felicidad deberá esperar a completar lo que falta… Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida. Pero, que pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que todo es solo una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para que seamos torpes, para que jalemos del carro, cansados, mal humorados, infelices o resignados. Una trampa para que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual… ¡eternamente igual!...
Cuántas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están. Ahora mismo rompa y libérese del esclavizante círculo del 99.

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