miércoles, 29 de junio de 2011

¿EL DINERO TE HACE FELIZ?

Pareciera que la mayoría de personas viven más por el dinero, antes que para la vida misma. Por amar al dinero dejan de comer, no educan a sus hijos, calumnian, mienten, roban, matan. Por dinero, se ingenian llegar a ocupar cargos públicos y no paran hasta ser millonarios. ¿El dinero les hace felices? ¿Que es el dinero? Es un simple medio que ayuda a subsistir, pero nunca es lo esencial. El dinero proporciona comida pero no-apetito, medicinas pero no-salud, relaciones pero no amigos; servidores, pero no-lealtad; días de júbilo, pero no-paz ni felicidad. El dinero puede comprar un lecho de oro, pero no el profundo sueño del que disfrutamos; puede comprar libros pero no sabiduría; puede comprar adornos y vestidos elegantes, pero no-dignidad y simpatía; puede comprar una casa suntuosa, pero no la felicidad de un hogar; o un costoso funeral, pero no la solemnidad y la paz ante la muerte; un crucifijo, pero no un salvador.
El dinero divide a la humanidad y a las familias unidas por el amor y nacidas para la felicidad. Debemos ser felices no por dinero, sino por nuestros hijos y ellos por nosotros, porque no hay nada mejor que recordar a padres e hijos felices. Nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir por dinero es una pérdida de tiempo. Ahora mismo dile basta al dinero si te encadena, a los noticieros que te envenenan, a los que quieren dirigir tu vida, al miedo o nerviosismo que llevas adentro; porque la vida es aquí y ahora, donde se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se muere. En la tranquilidad hay salud. Perdónate y perdona, respétate y respeta. No hay liberación más grande que el perdón. No hay nada mejor que vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza y el cuerpo que la anguria por el dinero, o el miedo, el resentimiento, la culpa, el agravio y la crítica punzante, que te hará juez y cómplice de lo que te disgusta. Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida.
El tiempo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error. Aprende de los audaces, de los fuertes, de quién no acepta justificaciones. Piensa menos en tus problemas y más en tu labor; y estos desaparecerán. Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el gigante de los obstáculos, mírate en el espejo de ti mismo y serás libre, fuerte, dejando de ser un títere del dinero y de las circunstancias; porque tú mismo eres tu destino.
Sea cual fuera tu actitud, en el fondo estás deseando, un poco más de comprensión y aceptación. No más agresiones. Reconstruyamos nuestra razón de ser, en la capacidad de comprender, perdonar y aceptar para ser felices, sin esclavizarnos nunca al poder y la tentación del dinero. Que Dios les Bendiga.

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