El padre, es expresión de trabajo diario, de buen ejemplo, de luz que alumbra; de guía, de sembrador, de director de orquesta o de capitán de barco. Pero asimismo los padres en el hogar son la comida, el vestido, el techo, el estudio, la solución de los problemas, ciertos rasgos de su cara que tenemos impresos en la nuestra. Papá de verdad, es una combinación extraña de razón y sentimientos; es como un higo que parece duro por fuera pero dulce en su interior. Cuando el hijo llora, él es el refugio; cuando el hijo ríe, él es la compañía. Sin embargo no todos los padres actúan de la misma manera. Hay padre bueno y buen padre. Es difícil ser buen padre y muy fácil ser padre bueno.
El padre bueno quiere sin pensar, siempre dice sí a todo por engreír al hijo, o acepta la voluntad del hijo por ahorrarse esfuerzos y responsabilidades; en esa forma hace del hijo un pequeño demonio y cuando este padre llega a la vejez se siente decepcionado y tardíamente arrepentido por lo mal que hizo. En cambio el buen padre piensa sin querer, forma el carácter del hijo llevándolo por el camino del deber y del trabajo, dice si cuando es si, y no cuando es no; no hace ídolos; vive la presencia del único Dios, valora y mejora la fantasía de su hijo y así crece en años respetado, querido y a la larga, comprendido.
En el hogar el amor del padre es distinto del amor de la madre; sin embargo ambos forman un amor completo. Cuando el padre es blando y ama como la madre, el hijo deja de tener padre para tener dos madres, y corre el peligro de convertirse en un histérico. Cuando sucede al revés, el hijo pasa a tener dos padres, y al faltarle el amor cálido y acogedor de la madre, puede llegar a ser un neurótico. Ningún padre quiere tener hijos histéricos o neuróticos. El amor exigente del padre y el amor blando de la madre, logra el equilibrio psicológico del hijo, por que ambos jalan con igual fuerza desde los dos extremos para mantenerlo en pie. Dice el dicho: Si quieres ver a tu hijo feliz un día, dale un regalo; si quieras verlo feliz toda la vida enséñale a vivir. Como buen padre enseña a tus hijos, la honradez, la veracidad, la puntualidad, la responsabilidad con corrección, exigencia impostergable e inflexible, es decir sin contemplaciones. Y la esposa como buena madre, debe enseñar a comprender, a amar, respetar, a ser cariñoso, hacendoso; esto es, alimente su riqueza espiritual, así sus hijos serán felices y padre y madre disfrutando de esa felicidad también serán felices.
Un afectuoso y cordial saludo anticipado a todos los padres en su día. Dios le colme a cada uno con abundante tolerancia, comprensión y perseverancia para que asuman su delicada responsabilidad de formar a sus hijos con suficiente capacidad de enfrentar la dura vida con éxito, evitando avergonzarse cuando sus frutos no sean dignos de la sociedad. Feliz día padre, reciban un caluroso abrazo imaginario.
oh! que hermosas palabras.. muy ciertas, muchas felicidades! exitos! FELIZ DIA DEL PADRE,señor jorge cadenas campos.
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