sábado, 7 de mayo de 2011

FELIZ DIA MADRE

¿Quién sabe lo que es una madre? Dice un niño: Yo no tengo abrigo, no tengo casa, ni pan, menos caricias. ¿Qué está diciendo este niño? Lo que está diciendo en otras palabras es que no tiene madre. Es que la madre no solo da origen al nuevo ser en su seno, sino que la llena de calor y esperanza por el resto de su vida, al convertirse el corazón de las madres es la escuela de cada hijo. La madre siempre busca y buscará lo mejor para sus hijos, por eso, preparó los caminos por los que recorrimos. ¡Hijo, hija! Tu aspiración coherente y buen comportamiento, es el mejor regalo para tu madre, hoy, mañana y todos los días de tu existencia, respétala, dale tu corazón, compréndela y apóyala como ella hizo con todo su amor desde que te formaste.
Para saludar a la madre las palabras siempre serán insuficientes dificultando expresar las emociones más puras que cada hijo quisiera trasmitirles. Tal vez por eso, decimos simplemente: Feliz día mamá. ¿Pero cual es el significado de esta frase? La felicidad no es un camino, un deseo o un lugar, no es un abrazo, ni un metal precioso que con dinero se puede comprar y regalar. Felicidad es mil cosas pequeñas y hermosas. Es cada acto o esfuerzo que los hijos generan, para que sus madres sientan confianza, paz, sosiego, esperanza, y miren que su obra maestra -sus hijos- sean felices, y le retribuyen tolerancia, respeto y consideración permanentes a ella y a los demás. ¿Si los hijos no son felices, podrán ser felices las madres? Imposible. Una fuente pura de felicidad para el hijo es la presencia física de la madre o su imborrable recuerdo que siempre debe estar presente entre la familia, entre los muebles, entre tus libros.
Hijos e hijas, abran su corazón, alcancen la felicidad y amen después de Dios a su madre, aún muerta. La piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años pero lo importante no cambia, tú fuerza y tu convicción, para esforzarte en hacer el bien, dar amor, dar tu atención, escuchar; comprenderle, ponerse en la situación de tu madre; ofrecer sincera disculpa y aprender a pedir disculpas; hacer promesas y cumplirlas, por último dar caricias. Así, solo así, harás feliz a tu madre. ¿O que dices o piensas? Preguntaron a un campesino: ¿Cuánto ganas al año? Tres monedas de oro dijo. ¿Y que haces con ellas? Con uno vivo, la otra la ahorro y la tercera la devuelvo. ¿La devuelves? ¿A quién? : A mi madre, es una de las formas, de darle las gracias por haberme dado la vida. ¡Es que fue tan buena madre! Hizo lo que supo hacer y lo que le dictó su corazón, y no me corresponde juzgarla. Además, yo lo amo profundamente porque es mío. Y tu querido amigo ¿cómo devuelves a tu madre él haberte dado la vida y todo lo que hoy eres? Piensa, medita y reflexiona.
El día que tu madre esté anciana y ya no sea la misma, tenle paciencia y compréndela. Cuando derrame comida en la mesa o sobre su ropa, cuando no pueda amarrarse los zapatos; cuando al conversar contigo repita y repita la misma historia que sabes de sobra cómo termina; jamás la recrimines ni con la mirada, tampoco la interrumpas, escúchale siempre. Cuando le falten las piernas por estar cansados de tanto caminar, dale la mano tierna para que se apoye, como lo hizo ella cuando comenzaste a caminar. Al oírla decir que ya no quiere vivir y solo quiere morir, no te enfades. Algún día entenderás que no tiene nada que ver con tu cariño o con cuánto te amó. Trata de comprender que ya no vive, sino sobrevive, y eso no es vivir.
Dios Nuestro Padre, Tomó en sus Manos Su propio corazón, extrajo la fibra más delicada y la injertó en el corazón de la madre, en el de todas las madres. Desde entonces, lo más parecido a Dios que existe en la tierra son las madres. Por ello, todo el que ama profundamente a su madre, puede sentir el corazón de Dios. ¡Feliz Día Madre Bendita, criatura predilecta del Señor! Reciban un caluroso y reverente abrazo imaginario.

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