sábado, 14 de mayo de 2011

¿POR QUE CIERTAS PERSONAS ACTUAN DE MALA FE?

Probablemente porque carecen de autoestima equilibrada, vulneran a menudo el respeto al derecho de los demás y alimentan así su deseo desenfrenado de ser el mejor o el primero, claro está, incumpliendo con sus deberes más elementales. Para eso, a veces se valen de 2 procedimientos: El raje o el sobe. Raja sin escrúpulo a quién no simpatiza o considera su competidor. Soba o franela a quién puede ayudarle en su despropósito. Él raje y él sobe la usa simultáneamente. Es decir mientras habla maravillas de uno, habla horrores del otro, y viceversa, de acuerdo a su conveniencia. El hombre justo y honrado jamás procede así, más bien, mide sus derechos con la regla de sus deberes.
También encontramos personas, que corroídos por la competencia, la envidia, el resentimiento, el odio o la ira, acostumbran destruir a sus supuestos competidores u oponentes actuando de mala fe, con bravuconadas, insultos o agravios, siembran la discordia entre amistades, vecinos, con poblanos o compatriotas a fin de sacar ellos, provecho o beneficio personal sin interesarles la dignidad ni la honra de quiénes se crucen en su camino. Para eso, aparentan ser personajes importantes o sabelotodos, los consejeros apropiados o indispensables y usan toda circunstancia, motivo y medios que estén a su alcance, con tal de lograr su objetivo subalterno.
Cierta vez, alguien con una conciencia atormentada acudió al párroco de su Iglesia y suplicante preguntó al sacerdote ¿Cómo puedo hacer para cambiar? Él párroco que conocía de que esta persona era muy intrigante respondió: Si usted quiere paz en su conciencia, tome un saco de plumas de ganso y ponga una en la entrada de c/casa de las personas que ha difamado. Después de cumplir con el pedido, volvió al párroco y le preguntó: ¿Eso es todo padre? No, dijo el cura. Ahora debes volver a recoger c/pluma y traérmelas a mí. Con la indicación recibida retornó a cumplir. Luego de largo tiempo, la persona volvió a la parroquia sin una sola pluma y dijo: Padre el viento las esparció a todas. “Bueno mujer, replicó el párroco. “Así es como con tu mala fe, los chismes, las hirientes palabras que arrojas con facilidad, nunca podrán volverse a recoger; queda siempre una cicatriz. Es como meterle un cuchillo a alguien: aunque lo vuelvas a sacar, la herida ya quedó hecha. No importa cuántas veces ofrezcas disculpas, la herida está ahí. Una herida física es igual a una herida verbal. Lección elocuente que indica abrir la boca para hablar, sólo cuando las palabras sean más importantes que el silencio. El silencio como decía Serafín, es la cruz en que el hombre ha de crucificar su ego. El silencio transfigura al hombre en ángel y sin duda le proporciona más paz espiritual.
Amigo lector: Quién es discreto y respetuoso siempre será bienvenido; quién mucho hace, no tiene tiempo para hablar mal de nadie; quién mucho sabe, conoce el momento oportuno para dar su opinión sin comparar ni agraviar a nadie. Si en algún momento actuaste de mala fe, depón esa actitud dañina. Eso te permitirá vivir con la conciencia tranquila y morir en paz contigo y los demás.

1 comentario:

  1. Que interesante muy buena conclusión de la gente de mala fe felicitaciones

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