lunes, 10 de enero de 2011

¿HASTA CUANDO LOS DEPARTAMENTOS SEGUIRÁN LLAMÁNDOSE REGIONES?

Fue el general José de San Martín en 1823 el que descentralizó el Perú en departamentos. En más de 187 años sigue igual. Lo que se ha hecho es maquillar reiteradas veces, esta penosa realidad. Se agrava la confusión nacional. El gobierno central y el Congreso no han deslindado y establecido los niveles de competencia, responsabilidad y funciones de los tres niveles de gobierno en el país: nacional, regional y local (provinciales y distritales). Sin embargo los últimos años se ha producido un importante incremento presupuestal en la mayoría de regiones-departamento, que las ha convertido en un botín más apetecible para los aventureros de la política. Los resultados son más que evidentes. Los pueblos que integran a cada uno de los departamentos-región ¿Han progresado? ¿La gente tiene mejores condiciones de vida? ¿La gestión de los servicios básicos, como educación, salud, agricultura, agua, desagüe, etc. están más cerca de la población? ¿Cuánto de la economía que sale del pueblo se mal gasta para sostener la frondosa burocracia regional? ¿Se justifica el costo beneficio de tener departamentos región?
Hoy los departamentos-región solo consumen el dinero del pueblo, del canon, etc. no resuelven nada. Los presidentes regionales y alcaldes sufren la presión y la impaciencia de sus representados. Frente a ello, presidentes y alcaldes, débiles y timoratos, dejan hacer y dejan pasar para no correr el riesgo de ser vacados o revocados, y no se suman al reclamo del pueblo abrumado por el centralismo, la corrupción, el incremento de la delincuencia, la extrema pobreza y se asfixian en sus errores, negligencias y protestas. ¿Por qué presidentes regionales y alcaldes siguen genuflexos o de rodillas ante un estado centralista, levantado la mano como pordioseros para conseguir una migaja de presupuesto? ¿A eso se llama descentralizar o regionalizar? El viejo estado, injusto y arbitrario sigue igual y muy vigoroso; tal como lo dejó San Martín (dividido en departamentos y provincias). Requiere urgentemente derribarlo. Lamentablemente, no existen fórmulas mágicas para ello, salvo iniciar un proceso que será largo a pesar nuestro, y que requiere de trabajo y lucha, esfuerzo y sacrificio, articulado y conducido por los líderes y los liderazgos visionarios de los actores clave. Si se crearan las regiones (integración de 2 o más departamentos) se mantendría viva la posibilidad del llamado empoderamiento de la población.
El desarrollo regional descentralizado es sumar lo que se tiene territorialmente, multiplicar los avances e innovaciones para lograr competitividad y mayor exportación a partir de lo que tenemos como potencialidades en las regiones.

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