viernes, 5 de noviembre de 2010

DECENCIA Y POLÍTICA

La decencia nos recuerda la importancia de vivir y comportarse dignamente en todo lugar. Posiblemente sea uno de los valores que habla más de una persona. Para vivirla se necesita educación, compostura y respeto por los demás. Como lo enseña Sócrates, madurar como persona adulta, y como sociedad, significa combinar, refinar y soportar el puro sentido de decencia usando la razón crítica y autocrítica.
Hablar de comportamiento decente, de honestidad, de compromisos, en una sola palabra de ética, significa que cada quién, debe conservar ese sentido inculcado por sus padres, sus maestros; practicándolo a diario. Si no fuera así nadie nos respetaría. ¿Cómo entonces les dan la cara a sus hijos, a los electores, a la ciudadanía en general; los políticos a quienes al parecer se les perdieron este sentido más elemental de la decencia? No hay respuesta, ni recurriendo a decir que la política fuera así: sucia. Los partidos políticos en el país propician y otorgan coartadas a torpes, arribistas y fanáticos, que son los más deshonestos de todos al final.
No concibo la política como algo sucio. Sería una mentira, puesto que desde Aristóteles, Pericles y Platón, hasta Tomas Moore y Juan Pablo II, quedó establecido que la política ejercida con decencia es una de las virtudes más nobles. Por eso, es trascendental preocuparnos por vivir el valor de la decencia, porque, garantiza la unión y estabilidad del país y sus familias. Los jóvenes saben que la verdadera realización personal no se alcanza con la satisfacción de los placeres, sino a través del desarrollo profesional, el trabajo y la formación intelectual. Tal vez por eso la decencia es motivo de burla, porque no es un valor para tímidos y cobardes que se dejan llevar por la soberbia, el arribismo, el facilismo, las mentiras, la chismografía, el chantaje, la comparación destructiva o la comodidad y el placer; es un valor que templa el carácter lo fortifica y ennoblece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

mostrar siempre