Los actos de corrupción en el gobierno aprista se viene convirtiendo en su pan de cada día. El presidente Alan García buscando tomar distancia lanza frases para que la opinión pública interprete que él, está muy preocupado por la podredumbre que día a día se revela en su gobierno. Entre otros ha dicho: …”Cristo era firme y fuerte, como hay que ser en la vida, contra los hipócritas, por que no hay mayor pecado que el de la hipocresía, de quién se presenta como puro, estando negra su alma, del que reza arrodillado sin haber pedido perdón a su hermano antes de ir a rezar…”
El alma del presidente Alan García ¿será blanca y pura como el alma de Cristo? ¿Estará excenta del pecado de hipocresía? ¿O sencillamente su persona dimensiona la hipocresía? Si tiene memoria el pueblo peruano, sabe “Aunque el tribunal de la justicia le ha absuelto invocando la prescripción de los actos de corrupción que se cometieron durante su primer gobierno... el tribunal de su conciencia le condenará.
Sin embargo el presidente García hoy levantando el dedo acusador contra las personas de su entera confianza comprometidos en actos indescriptibles de corrupción, pretende demostrarnos que el tribunal de su conciencia no lo acusa. ¿Será así? ¿Usted que opina amigo lector?
Los petroaudios, la relación de su ex primer ministro con petrolera monterrico, el escándalo del indulto y posterior levantamiento de ese indulto al ex dueño de canal 4 de TV que luego dejaron escapar, la venta bamba de terrenos en Cofopri, etc. ¿no son actos de corrupción que comprometen al presidente Alan García? ¿Quién selecciona y nombra a las personas en altos cargos del estado? ¿Hasta cuando las palabras envolverán a los hechos minimizándolas o nulificándolas? ¿Por qué los peruanos creemos fácilmente en dichos bonitos expesados con elegancia?
Tengo la impresión que en el partido Aprista hay muchos hipócritas agazapados en cargos claves. ¿El APRA podrá sacudirse de ellos? Si así fuera ¡que bueno sería! Ojala que Dios ilumine no solo su mente para decir palabras bonitas, si no ilumine su conciencia para actuar de cara con la ética y la honestidad en forma concreta, objetiva y con resultados tangenciales, tanto como para revertir la malévola frase… “A más Aprismo, más corrupción”
Me es imposible creer que el gobierno Aprista, los actuales congresistas o miembros del poder judicial, del ministerio público o de la contraloría general, logren identificar y sancionar a los responsables de los innumerables actos de corrupción. Es trascendental pensar en un nuevo Presidente, congresistas y demás funcionarios que el 28 de Julio del próximo año deben suceder a los actuales, con el compromiso irrenunciable de adecentar la política y la democracia. Eso depende de los electores. Si no es así desapareceremos asfixiados por la corrupción.