jueves, 4 de febrero de 2010

ALIMENTO DE SALUD MENTAL

El alimento de la salud mental es el AMOR, afecto o cariño. Eso nunca jamás debe olvidar los padres de familia, los profesores y personas responsables de la crianza de menores de edad. El amor de la familia es tan importante para la salud mental, especialmente en la primera infancia, la niñez y la adolescencia, como lo son las vitaminas y proteínas para la salud física. En las actuales circunstancias, en el que impera el consumismo materialista, por desgracia, muchos niños crecen sin afecto o con carencia afectiva como los que habitan en orfelinatos. Es más, la carencia afectiva también se da en los hogares donde los menores de edad pasan el día solos, porque los padres trabajan mucho o porque viajan constantemente, o porque son pobres y buscan ingresos económicos el día entero en las calles. La sensación de falta de afecto podría superarse si los niños y adolescentes se sienten muy seguros de ser queridos por sus padres. Los padres deben comprender que el amor por los hijos no se manifiesta trabajando todo el día por ellos o comprándole cosas. Los hijos necesitan muestras o evidencias palpables, verbales y físicas de que realmente son queridos. Es insustituible que los padres le digan, que lo aman, le den un abrazo, un beso por más adolescentes que sean, y si no es así, resultarán hijos débiles. La ausencia de un vínculo afectivo genera una autoestima pobre o inconsistente, pesimismo, conformismo, realismo sin esperanza y disminución de la capacidad de iniciativa. Los adultos que de niños padecieron carencia afectiva suelen ser más agresivos, ávidos de afecto, baja autoestima y con tendencias depresivas.

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