domingo, 18 de octubre de 2009

¿QUÉ GANA AL ODIAR?

¿Siente odio contra alguien? O ¿simplemente cuando conversa con alguna persona pierde fácilmente la tranquilidad y empieza a rabiar llegando al agravio personal? Veamos: ¿Qué entiende por rabia? Se dice que rabia es una emoción sincera pero que cuando no se expresa, se va acumulando en el cuerpo y normalmente se manifiesta en forma de malestar o enfermedad de algún tipo de disfunción del organismo. Para liberarse de la rabia, así como del enfado o del resentimiento que sienta, es preferible que hable con quién le ha causado tal enfado o resentimiento y así liberarse de esas emociones contenidas. Para eso, debe serenarse y dialogar con toda sinceridad, tratando en lo posible, de no herir susceptibilidades. ¿Qué gana al odiar? Nada, absolutamente nada. El odio carcome día a día el espíritu y no trae definitivamente ninguna ventaja o ganancia. Muy al contrario, deja muchas pérdidas. Cuando Jesús Cristo dijo. “Perdonad setenta veces siete” seguramente no se limitaba a predicar ética. Ahora podríamos decir que predicaba medicina del siglo XXI, para evitar la presión alta, las perturbaciones del corazón, úlceras al estómago y muchas otras enfermedades. Todos sabemos que cuando una persona tiene alteraciones al corazón, los médicos recomiendan que guarde reposo, evite preocupaciones y rabietas; porque un ataque de ira terminaría con un infarto mortal. El odio destruye hasta la capacidad de disfrutar los alimentos. La Biblia dice: “Vale mas una comida de hierbas donde hay amor que un buey bien cebado con odio”. Nuestros contrarios bailarían de alegría si supieran que el odio nos está agotando y poniendo nerviosos, desfigurando nuestro rostro con arrugas prematuras, creando perturbaciones cardiacas y acortando nuestra existencia. A ellos les encantaría ver como el odio nos está consumiendo. Considerando lo dicho, si no puede amar a sus contrarios, por lo menos ámese a usted mismo impidiendo que el contrario domine su felicidad, su salud y su aspecto. Shakespeare nos dice: “No calientes de odio tanto el horno que te quemas tú mismo”. Una respuesta amable disipa la ira, pero una respuesta brusca, aún dicha con las mismas palabras, produce todo lo contrario. El odio linda con lo irracional por eso al odiar no ganamos nada, absolutamente nada. (Del libro EL TUNEL DE LA VIA)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

mostrar siempre