sábado, 31 de octubre de 2009

EL DASAFÍO DE UN NUEVO MAPA POLÍTICO

Históricamente el peor error cometido en Perú es la división política en 3 regiones naturales: Costa, sierra y selva; del que surgen los criollos, serranos y selváticos, generando consecuencias tan nocivas sabe Dios hasta cuando, seguido de otro grave error; dividir en departamentos y provincias sin tomar en cuenta la topografía accidentada del país. Los intentos de regionalización hasta la fecha no resuelven ningún problema. Continúa la existencia de poblados que guardan poca o ninguna relación con la capital de los actuales departamentos-regiones, siendo más viable llegar a Lima que a la sede regional. Eso hace indispensable la formulación de un nuevo mapa político del país, metiendo tijera a la actual demarcación territorial y administrativa que existe por no corresponder a la vida real. Muchas zonas tienen más relación con otras regiones que con su misma jurisdicción. Ej. Coracora, capital de Parinacochas por estar a 890 Km.; Pauza capital de Páucar del Sarasara a 950 Km. de Huamanga se comunica más con Ica, Arequipa o Lima que con su sede regional. Con un nuevo mapa político se construiría poder popular, riqueza regional y estructuras de participación directa de la gente en cada región. Por eso, fracasa el mapa de pobreza que utilizan FONCODES, el MEF, el BM, entre otros, en zonas más pobres del país por cerca de 70 años, convertidos hoy en extrema pobreza. En esos lugares la presencia del estado se basa sólo en solucionar necesidades insatisfechas como la falta de agua, luz, etc. con fondos mal manejados mediante programas asistencialitas, que a lo largo de los años han fracasado porque cada gobierno creó un programa social distinto, gastando millones de nuevos soles sin resultados concretos; en vez de crear el mapa de la riqueza, basado en el desarrollo de potencialidades de las comunidades incluyendo sus recursos naturales y capital humano, la concertación pública y privada. Asimismo un nuevo mapa político, funcional, integrador, realista generaría el cambio de mentalidad en algunos hermanos que ven, al otro lado del hito de una división política, a un adversario, intruso o despreciable; olvidando que todos llevamos el mismo apellido: peruano. Ej. Coracora-Chaviña-Puquio. El hito no pasa de ser un referente anacrónico para la gestión económica y administrativa del estado centralista, que en vez de separar a los pueblos debiera unirlos sólidamente para generar y lograr el desarrollo zonal y regional mediante fluidas relaciones ínter pueblos y óptimas relaciones interpersonales. El dicho popular divide y reinarás, es tan nocivo y obsoleto como la división política del Perú. En el siglo XXI esa malévola intención, debe estar totalmente sepultado, sin dejar rastro en la mente y el corazón de los provincianos que requerimos más que otros, de la unidad incondicional para abrirle paso al desarrollo de nuestros pueblos y de los hermanos que viven sumidos en extrema pobreza. O el dicho, enemigos como perro y gato. Eso no es verdad. Es el hombre quien los azuza para pelear, pues si se toman dos cachorros, gato y perro, éstos no tardan en hacerse grandes amigos, comer en el mismo plato y jugar alegremente igual que dos chicos. Esto quiere decir que el gato y el perro no son enemigos instintivamente, sino que su enemistad es el resultado de una educación perversa; como la división del Perú, que engendró a criollos, serranos y selváticos o charapas. Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio; en ese momento, no sirve de nada fingir que no pasa nada, ni disculparse diciendo que aún no estamos preparados. El desafío no espera, por que la vida no mira hacía atrás.

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