El primer grado nos prepara para el segundo y así en
adelante. La vida siempre nos está preparando para el siguiente
nivel. Cada experiencia que tenemos en la vida nos prepara para la
siguiente; el estar preparado lo es todo. Para aquello para lo que nos estemos preparando, la vida nos
dará la oportunidad de ganarlo; necesita ser ganador para poder ser valorado.
Si un robot nos reemplaza, querríamos volver a la escuela
para aprender cómo hacer robots. La vida susurra al oído de la oruga:
“¡Ahora eres una mariposa!” Todos necesitan ser transformados ó disolverse; es asunto de
nuestra decisión. Siempre sepamos que estamos siendo entrenados en este
planeta. En cada etapa, estamos siendo capacitados para el siguiente
nivel: en algún lugar allá fuera, debajo de la pálida luz de la luna, alguien
está pensando de nosotros con amor. En algún lugar allá fuera, hay
alguien haciendo una oración por ti, que logres pasar el adiestramiento.
Intentemos dormir un poco porque mañana comienza el
adiestramiento. He estado casado por cuarenta y cinco años y todavía estoy en
adiestramiento. Recordemos que cada experiencia que tenemos es solo
adiestramiento. No nos tomemos a nosotros mismos demasiado en serio en el
adiestramiento. Tomemos lo que hacemos en el adiestramiento con seriedad
porque estamos siendo observados para ver si estamos listos para el siguiente nivel
de capacitación. Siempre con las mejores intenciones para mantenerlos en el
piso de baile mientras les adiestran…Mike Marino, autor.
El pensamiento de hoy realmente me fascinó ya que nos invita
a poner nuestras experiencias en la vida en una perspectiva correcta: ellas no
son tan solo sucesos pasados, son la preparación que Dios nos permite para
poseer efectivamente nuestros mañanas.
Muchos son los que parecieran simplemente atesorar las
experiencias del pasado, archivándolas—si bien con cariño y algo de
nostalgia—como si aquello es todo lo que la vida nos deparó. La verdad es, como bien nos lo plantea el autor de la feflexión,
que todo aquello es mero adiestramiento para el futuro.
Atrevámonos a sacarle el máximo provecho a nuestras
experiencias—sean estas positivas ó negativas—con una mirada a nuestro futuro…
y sí, ¡siempre tendremos uno!
Que Dios les continúe bendiciendo.
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