Más grave que la
contaminación física es la contaminación moral y espiritual que invade por todas partes el mundo
actual: egoísmo, codicia, degradación
moral, violencia, ateísmo, ocultismo...Todo esto fue mencionado en una
carta escrita por Pablo a los romanos hacia el año 58. Inspirado por Dios,
Pablo reveló la causa de esta situación y dio el remedio:
¿Cuál es la causa? Los hombres se levantan contra Dios. “Pues
habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias,
sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria
de Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de
cuadrúpedos y de reptiles.”
(Romanos 1:21-23).
Dios no hizo de nosotros unos robots: si no queremos hacer su
voluntad, nos deja hacer la nuestra. Dios entregó al hombre rebelde a la
impureza, a las pasiones infames y a la inmoralidad. “Por lo cual también Dios
los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo
que deshonraron entre si sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de
Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador,
el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones
vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra
naturaleza y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la
mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos
vergonzosos hombres con hombres, y recibieron en sí mismos la retribución
debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios
los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.” (Romanos
1: 24-28).
¿Es desagradable oír esto? Sin embargo, tal es el retrato de
la humanidad: los periódicos, las revistas, el cine, la televisión e Internet
reflejan cada día ese cuadro.
-¿Cuál es el remedio? La fe en el Evangelio de Jesucristo,
poder de Dios para salvar a todo el que en Él cree. “Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego.” (Romanos 1:16).
Hoy más que nunca, jóvenes y menos jóvenes llegan a la
conclusión de que la droga, la pretendida libertad sexual, los nuevos estilos
de vida y la violencia sólo han hecho aumentar sus frustraciones y su desesperanza.
Pero aún hoy el Señor Jesús ofrece el perdón y la vida eterna. Quiere liberar
de la esclavitud del pecado a quienes lo escuchan, y así dar un sentido a su
vida.
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. (Romanos
1:18).
Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro
Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos
del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a
quien sea la gloria por los siglos de los siglos, Amén. (Gálatas 1:3-5). (P.D. Tomado de La Buena Semilla.)
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