Es imposible tratar de agradar a todo el mundo siempre.
Cualquier persona que lleva una vida pública sabe que la gente es inconstante.
Una persona puede ser sumamente popular un día y al día siguiente, pasar
inadvertida.
Existe un solo método para aprobar el examen de la vida: sigue luchando y espera lo mejor; no
abandones el barco y deja de lado el abatimiento aunque recibas golpes en vez
de flores. Este mundo sería tedioso si todos cargáramos con las penas, si
todos conserváramos esa visión. Así que termina tu tarea, haz gala de lo mejor de
tus habilidades, puede ser que a algunos no les guste, pero a otros sí.
Una canción popular de hace muchos años parecía referirse a
lo mismo cuando decía: No puedes agradar
a todo el mundo, agrádate a ti mismo. Sin embargo, el cristiano debe
apuntar más alto: No intentes agradar a nadie más que al Señor. Sigue sus
pisadas, guarda sus mandamientos y esfuérzate al máximo por cumplir su Divina
voluntad en cuanto a tu vida. Al final, agradar a Dios es lo único que importa.
No conozco la clave del
éxito, PERO LA LLAVE DEL FRACASO ES TRATAR DE AGRADAR A TODOS. Nadie puede servir a dos señores,
porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al
otro.
A las personas les cuesta darse cuenta que cuando pasan por
una crisis, en realidad lo que haces es exactamente eso: Pasar por ella. ¡Todas
las crisis son temporales! Todas las tormentas al final pasan. La noche se
convierte en un nuevo día. Escoja persistir hasta que raye el alba. Felicidades…
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