¿De qué color es Dios?, preguntó el niño de piel clara. ¿Es
blanco como yo, son sus cabellos dorados como el sol?
¿Es Dios moreno como yo? preguntó el niño de piel con matiz
bronceado. ¿Tiene el cabello oscuro y rizado, son sus ojos negros o azulados?
Pienso que Dios es piel roja como yo, se escucha decir al
niño indio. Lleva una corona de plumas, y transforma en día nuestras noches
umbrías.
Todos sabemos que allí está Dios, en todos los colores
mencionados.
Pero ten esto por seguro: el único color de nuestro Creador, es
el hermoso color del amor.
Así que cuando tu alma vaya al cielo, cuando tu vida llegue a
su final, Él estará esperando y hacia ti su mano extenderá.
No habrá colores en el cielo, todos seremos iguales.
Sólo serás juzgado por tus actos terrenales, allí ni tu raza
ni tu nombre serán importantes.
Así que cuando llegue, tu hora y admires a Dios arriba en su
reino, verás el único color que en realidad tiene valor, y es el hermoso color
del amor.
1 Juan 4:7-11: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor
es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En
esto se Mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios Envió a su Hijo
unigénito al mundo para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos Amó a nosotros y Envió a su
Hijo en Expiación por nuestros pecados.
Amados, ya que Dios nos
Amó Así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. Nadie ha visto a Dios
Jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha
perfeccionado en nosotros.
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