El
miércoles 13 de febrero se celebró el Día Mundial de la Radio. En nuestro medio
esta celebración pasó casi inadvertido. Sin embargo, es innegable que la radio
a través del tiempo sigue siendo uno de los medios de comunicación masiva, más
importantes y trascendentes en la dinámica social del país, no solo por
transmitir música y noticias, sino, principalmente
por despertar en el oyente un cambio de actitud mediante la cultura y la
promoción de práctica de valores que tanta falta hace en el país, para enfrentar
a la corrupción y la violencia social. La Radio es uno de los medios de
comunicación más antiguos, más sencillos, más baratos, más duraderos y el más
personal que existe. Su perfil de difusión es de tú a tú, que no tienen los
otros medios. También la radio es un
medio de interacción, de integración, de intercomunicación y de interrelación eficaz,
obligado a producir una propuesta de cambio positivo en su destinatario o en
los oyentes. Con tal fin, el Emisor o el que trasmite la información debe
saber recoger los efectos que causa su mensaje en el oyente o receptor. La
información recogida será muy útil porque permitirá al Emisor conocer si su
mensaje ha sido correctamente entendido y la repercusión que el mismo está
teniendo en el Interlocutor. De esta forma podrá adaptarse de una manera más
efectiva a las necesidades de sus oyentes.
Los
conductores de programas radiales asumen la obligación ética y moral de lograr que sus
palabras sean mejor que su silencio. Para eso, el empresario radial debe respetar
al programador y éste al oyente, de modo que ese esfuerzo conjunto fortalezca
la dignidad humana y el bienestar común, privilegiando la honestidad, la
veracidad, la sinceridad, la responsabilidad, la transparencia etc. es decir, se
trata de compartir valores entre la empresa, el programa radial y el público
oyente. Es más, toda persona que usa un micrófono radial debe hacerlo con
conciencia, mente, boca, limpias y respetuosa. Amigos, la conciencia es como un
vaso de cristal, si no está limpio el vaso, resultará sucio todo lo que se
vacíe en él. Asimismo los que usan los micrófonos de la radio deben recusar el
hábito de lo malo o perverso, como la mitomanía o adicción a mentir sin
escrúpulo, la soberbia, el puro monetarismo, la diatriba, la ideologización, etc.
y, anteponer la práctica del hábito de lo bueno, es decir la virtud. Para mantener la virtud, es necesario 2 cosas: 1ro Orden
y respeto a la ley y 2do educación. Cuando se pierde la virtud se produce
crisis de identidad, entonces, lo peor que sucedería, es confundir los medios
con el fin.
La
radio posee en la vida moderna una extraordinaria ubicuidad, es decir, la magia
de estar en todas partes al mismo tiempo, generando opinión pública,
proponiendo el debate de diversos temas y movilizando a la colectividad. La
frase que dice: “la radio está más cerca
de la gente” es totalmente cierta. Y no solo eso, “la gente le tiene mucha confianza"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
mostrar siempre