Si se despoja de su ego, es probable que el actual presidente Regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima Núñez enfrente la corrupción. El ego es como la niebla. Mientras más se preocupe por satisfacer su amor propio, la niebla se vuelve más densa y repercute tanto en su eficacia como en la competitividad del grupo de trabajo. En cambio, si se orienta hacia los demás, la niebla se disipa, permitiéndole mirar con más atención el entorno y su desarrollo tanto individual como grupal. Sin mirar con atención el entorno, difícilmente logrará derrotar la corrupción. Es como conducir un auto con los ojos vendados. En cualquier momento corre el riesgo de colisionar y generar un accidente en el talento del grupo.

Por ejemplo, la reciente caída del puente Tinkuy que une los distritos de Sivia y Llochegua en Huanta ejecutado con una inversión superior a 3 millones 700 mil soles; la inutilización de la vía Puquio-Coracora al usar arcilla en vez de cascajo en su mantenimiento, etc. constituyen pruebas evidentes de una gestión corrupta que apremia identificar a los responsables de forma inmediata para que les caiga el peso de la Ley. Si lo señalado como ejemplo, entre tantos otros, no amerita para que la actual gestión regional, adopte medidas drásticas y oportunas que se condigan con la gravedad de los hechos, ¿Qué podemos esperar? Ponerle paños tibios es coludirse con estos y tantos otros hechos escandalosos, como la caída del puente colgante en Coracora con nueve muertos impune hasta la fecha, dejado por Isaac Ernesto Molina Chávez, Rubén Alcides Quiste Bedriñana, Presidente y vicepresidente regional y los consejeros Justo Carlos Rodriguez Vera, Zonia Meneses De Yaranga, Daniel Sabino Quevedo Tincopa, Amalia Marilyn Velasquez Perez, Albino Ccenta Tupia, Cesar Fernando Lagos Arriaran, Emiliano Chuchon Castro, Zunilda Alin Gutierrez Fernandez, Zacarias Eusebio Morales Castillo, Yanett Marlene Quispe Guillen y Wilber Johnny Alanya Gonzalez integrantes del Concejo Regional, que por mandato de la Ley es el órgano normativo y fiscalizador de la región.
Antes de que sea tarde y más complejo, el actual Consejo regional, presidido por Wilfredo Oscorima Núñez está obligado a adoptar medidas oportunas y drásticas que refleje la intención de enfrentar frontalmente a la corrupción, por la salud ética, moral, social y económica de los Ayacuchanos. Si no están contra la corrupción, están con la corrupción. Los paños tibios no juegan, por que la corrupción avanza incontenible debido a la pasividad de los responsables de ejercer el control y la fiscalización. Cuando la población usuaria, se hace de la “vista gorda” o “deja hacer y deja pasar”, está promoviendo que los niveles de corrupción se multipliquen exponencialmente por inacción o colusión dolosa. O en su caso, si quiénes tienen la obligación de combatirla, se llenan de temor o de compasión contribuyen por defecto, a que los corruptos sigan haciendo de las suyas.
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