domingo, 1 de agosto de 2010

CLIENTELAJE POLÍTICO

Es preocupante que los partidos y movimientos políticos en el Perú se vengan convirtiendo en meras oficinas de clientelaje o cómo el clientelaje viene arrimando a los partidos a reducirse a él. Un candidato a presidente regional en el presente proceso electoral, me comenta sorprendido de recibir llamadas telefónicas ofreciéndole ayuda económica para su campaña, pero…”condicionando esa ayuda” a un puesto en la administración regional. Tal vez esa sea una razón para que c/cuatro o cinco años surjan nuevos movimientos políticos, y resurjan de la clandestinidad doctrinaria y militancia la mayoría de partidos políticos y sacar provecho del interés momentáneo que trae consigo la elección municipal, regional o nacional. Siendo así, la mayoría de partidos y movimientos políticos son oficinas con carácter de lucro o de beneficio político, casi desesperados en la obtención de cuadros administrativos que luego, llevará a que los funcionarios se sirvan de esos puestos burocráticos para enriquecerse a costa del Estado. En todo esto, la sociedad y la salud de la nación corren grave amenaza, porque no están preservando el orden e importancia que tiene la Democracia.
Pero, así como lo político mantiene agrupados a los hombres, la política los divide y los enfrenta en una lucha o disputa por el poder. Esto significa que la democracia se subordina solamente a los procesos electorales, que además están viciados de monopolismo partidario, prebendalismo, engaño, fraude etc.; a costa de la justicia social, la igualdad económica, la participación ciudadana, entre otros, que pasan a ser características totalmente ausentes de nuestra realidad.
Es urgente que los partidos políticos entren a un proceso de reconstrucción organizativa e ideológica, para superar su propia inoperancia y rescatar la fe que la ciudadanía perdió en ellos. En ese proceso ojala que la población no caiga en la tentación del clientelaje; y si esto sucede es porque el sistema de partidos ha colapsado y no ha sabido canalizar las debilidades de su propio sistema. Para que ello no ocurra el Estado y los partidos tienen la obligación de luchar contra la pobreza, la desigualdad económica y social, por ser males muy sensibles y caldo de cultivo para aventuras autoritarias, golpistas, subversivos. "El progreso debe ser un movimiento ordenado y racional hacia una meta fija... y no un torbellino de direcciones falsas y encontradas."

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