domingo, 30 de mayo de 2010

¿SOMOS LO QUE PENSAMOS?

NOTA INTORUCTORIA: Me escribe y pregunta un hermano menor y amigo, Pedro Jesús Guzmán (De Ayacucho sur) alumno del Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú, ¿Quiénes somos y hacia dónde vamos? Pues le digo a Pedro Jesús y los amables lectores, que la respuesta está en cada uno. Como motivación para elaborar esa respuesta planteo dos reflexiones: ¿Somos lo que pensamos? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Somos lo que pensamos? Muchos no prestamos la debida importancia a lo que pensamos. Sin embargo, para otros, conocer lo que piensa una persona, induce a saber lo que es dicha persona. El pensamiento hace lo que somos y nuestra actitud mental es el factor que determina en gran parte nuestro porvenir. El problema para muchos, es la elección de pensamientos acertados. Si somos capaces de esta elección, estamos en el camino que conduce a la solución de nuestros problemas. Pero, ¿es fácil esto? Es posible que para algunos sea fácil, bien por ellos. Para otros será difícil, pero jamás imposible. Todo depende de nosotros mismos. Existe en el mundo una ley misteriosa y secreta que no parece sufrir excepción alguna. Cada mente debe tener un amo. Si nosotros no somos el amo de nuestra mente, alguien tomará nuestro lugar y será nuestro amo. Lo mismo ocurre con la vida. Si no dominamos nuestra vida, será ella la que nos domine. Y como todo dominio proviene de la mente, entonces la elección depende sólo de nosotros. Marco Aurelio resumió en ocho palabras el factor que determina el porvenir “Nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos”. Estas sabias palabras, nos dicen que si tenemos pensamientos felices, seremos felices. Si tenemos pensamientos desdichados, seremos desdichados. Si tenemos pensamientos temerosos, tendremos miedo. Si tenemos pensamientos enfermizos, posiblemente caeremos enfermos. Si pensamos en el fracaso, es posible que fracasemos. Pero, si pensamos en el éxito y en el triunfo, ¡seremos triunfadores! Esto nos lleva a concluir en lo siguiente: “Según un hombre piensa en su corazón, así es él”. Para ello, es bueno tener inquietud por resolver nuestros problemas, pero no preocupación. La inquietud significa comprender los problemas y tomar con calma las medidas necesarias para solucionarlos. La preocupación en cambio significa dar vueltas enloquecedoras e inútiles a un asunto. Así por ejemplo cuando estamos apurados y se presenta una congestión de tránsito, debemos sentir inquietud por avanzar, pero no preocupación. Nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos. Crea siempre una actitud mental para que te proporcione paz y felicidad, y triunfarás en la vida. (Del libro EL TUNEL DE LA VIDA, de mi autoría)

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