miércoles, 20 de enero de 2010

REELECCION ES DEPLORABLE EN DEMOCRACIA

Lo más nefasto o deplorable que existe en una democracia, es que se aspire y permita la reelección en cargos de toda índole y nivel, como: Presidencial, Congresal, regional, municipal, comunal, institucional. Cuando se produce la reelección de un ciudadano en cualquier cargo, la democracia se convierte en OCLOCRACIA. Según Rousseau, se define oclocracia como la degeneración de la democracia. El origen de esta degeneración es una desnaturalización de la voluntad general, que deja de ser general tan pronto como comienza a presentar vicios en sí misma, encarnando los intereses de algunos y no de la población en general, pudiendo tratarse ésta, en última instancia, de una "voluntad de todos" o "voluntad de la mayoría", pero no de una voluntad general. Según el filósofo escocés James Mackintosh, la oclocracia es la autoridad de un populacho corrompido y tumultuoso, como el despotismo del tropel, nunca el gobierno de un pueblo. Es innegable que asumir un cargo, significa ponerse sobre hombros una fuerte carga o una gran responsabilidad y quemar la última gota de esfuerzos para servir o lograr el bienestar de los que lo eligieron. Entonces ¿por qué a algunos les gusta estar reiteradamente en los cargos? ¿Será para servir a sus electores o para saciar su apetito de llenarse los bolsillos con el dinero de todos? El objetivo de los oclócratas es mantener el poder de forma corrupta, buscando una ilusoria legitimidad en el sector más ignorante de la sociedad, hacia el cual vuelcan todos sus esfuerzos propagandísticos y manipuladores. Esta política no toma en cuenta los reales intereses del pueblo, más bien, el mantenimiento de un poder personal o de grupo, mediante la acción demagógica. ¿Cómo se pasa de la democracia a la oclocracia? La democracia degenera en oclocracia cuando la voluntad general cede ante las voluntades particulares, por ejemplo las artimañas para reelegirse en los cargos. La democracia se funda en la alternancia y en sentido amplio, es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a una escrupulosa igualdad de oportunidades. ¿Entonces a qué responde la necedad de reelegirse o atornillarse en los cargos? ¿Por qué en las instituciones, comnunidades campesinas, alcaldías, presidencias regionales, congresistas, etc. vemos a las mismas personas de periodo en periodo? ¿No es suficiente el desastre que han hecho y siguen haciendo del país, de los pueblos, de las comunidades campesinas, de las instituciones las autoridades reelectas? ¿Los peruanos somos masoquistas? Reflexionemos con serenidad y nunca jamás permitamos que la oclocracia siga perfeccionándose en el país, con el membrete de “democracia”

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