¿Pueden las dificultades de la vida hacerme más fuerte y
sabio?
Cuando Aarón tenía siete meses de edad, él dejó de ganar
peso. Unos pocos meses después, su cabello comenzó a caerse.
Al principio los médicos, les dijeron a los padres de Aarón
que él iba a ser bajito de adulto, pero que por lo demás, era normal. Luego un
pediatra diagnosticó el problema como progeria, o rápido envejecimiento. Justo como predijo el pediatra, Aarón nunca creció más allá
de 91 cm de estatura, no tuvo cabello en su cabeza o cuerpo, lucía como un
viejito mientras aún era niño, y murió de edad avanzada al principio de su
adolescencia.
Su padre era un rabino, sintió un profundo y doloroso sentido
de injusticia. Alrededor de un año y medio después de la muerte de Aarón, el
padre llegó a comprender que a ninguno de nosotros se nos promete en algún
momento una vida libre de dolor y desengaño. Más bien, lo más que se nos ha
prometido es que no tenemos que estar solos en nuestro dolor y que podemos
obtener fuerzas y coraje de una fuente externa.
Él llegó a la conclusión de que Dios no causa nuestras
desgracias, sino más bien, nos ayuda inspirando a otros a que nos ayuden.
Hay un libro que se titula: Cuando cosas desagradables
suceden a personas buenas. El autor dice: Yo pienso en Aarón y todo lo que su
vida me enseño; comprendo cuánto he perdido y cuánto he ganado. El ayer parece
menos doloroso, y no tengo temor al mañana.
Cuando dejas de mirar a
las dificultades de tu vida como obstáculos y comienzas a verlas como
escalones, subirás por encima de tus dificultades y ganarás algo de ellas. Te
harán más fuerte y sabio. Las mentes pequeñas son
domadas y sojuzgadas por el infortunio; pero las mentes grandes suben por
encima de ellas.
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