miércoles, 12 de febrero de 2014

HISTORIA NO CONTADA… de la guerra con CHILE

La guerra del 79 fue con Chile e Inglaterra. Una evidencia es que Chile, no pagó un solo peso a Inglaterra por sus blindados Cochrane y Blanco Encalada. Cuando el Perú en XI-1879, había perdido el Huáscar en Angamos y sólo le quedaba la corbeta Unión, el presidente Mariano Ignacio Prado, resolvió hacer una colecta nacional el último domingo de noviembre para comprar 2 blindados y así afrontar la guerra. En esos días llegaba al Callao desde Santiago de Chile, Nicolás de Piérola, luego de estar exiliado en ese país con la ayuda de la burguesía chilena. Apenas desembarcó, empezó a conspirar en la oscuridad contra el gobierno de Mariano Ignacio Prado, fiel a su estilo.
El 18-XII-1879 el presidente Prado, a escondidas, se embarca en el Callao rumbo a Panamá, llevándose el producto de la colecta. Cuando llegó a Guayaquil renunció a su cargo y se fue a Paris de donde jamás volvió. El y su familia fueron poderosos y acaudalados, ostentando lujos y osadía y todo eso con el dinero de hombres y mujeres, de niños y ancianos que se desprendieron de lo que tenían, pensando en salvar a la patria. Sin embargo años mas tarde si volvió su hijo Manuel Prado Ugarteche y aunque parezca increíble, el pueblo lo eligió 2 veces presidente. Qué cierta es, a veces, la amnesia de los pueblos. La huída de Prado, significó el momento preciso que buscaba Piérola para hacerse del poder. Es así al frente de una montonera entró a Lima y derrocó al vicepresidente, General La Puerta, hombre entrado en años y de poco carácter.
Piérola conocido como vanidoso, engreído y ego centrista, apenas asumió el gobierno, empezó un monstruoso plan contra su propio país, el Perú, cumpliendo consignas de sus amigos chilenos, de quien él fue un especial huésped. Lo 1ro que hizo, fue cortar todo apoyo y abastecimiento al ejército acantonado en Tacna a cargo del Contralmirante Lizardo Montero, hombre que había combatido y derrotado a Piérola años antes en una de las muchas revoluciones que éste inició y lo tenia como enemigo político y sentía celos de él, porque si tenia éxito en la Campaña del Sur, podría ser bien visto por el pueblo peruano y podría arrebatarle la presidencia. De esa forma tan mezquina condenó a las fuerzas peruanas al más absoluto abandono, en momentos en que se jugaba el destino del Perú. Los limeños al notar esta actitud, por demás reprochable del dictador, salieron a las calles en ruidosas manifestaciones, pidiendo que se envíe socorro a los defensores del sur, que sufrían de alimentos, armas, municiones, ropa y refuerzos.
Piérola, para acallar las protestas ordenó enviar un cargamento secreto hacia Arica, en la corbeta Unión, con mucha fanfarrea y teatro. Manuel Villavicencio, marino hábil e inteligente, fue el encargado de llevar a la Unión a su destino, llegando el 26-02-1880. Los peruanos en Arica al desempacar el cargamento se dieron con la triste sorpresa de que sólo habían montones de tela blanca y 2 ametralladoras malogradas e inservibles. Piérola se había burlado de ellos y del pueblo peruano en la forma más despiadada que se le pudo ocurrir. Respecto a esto, el historiador chileno Vicuña Makena dice: "este hecho trajo desazón en los espíritus entre la oficialidad y tropas peruanas". Ahora sabían los peruanos del Ejército del Sur, que estaban abandonados a su suerte y que no recibirían nada de su propio gobierno. Piérola cumplía su cometido: Facilitar la derrota de su patria, el Perú. En este escenario, se dio la batalla de Tacna o del Alto de la Alianza. Chile con 18 mil soldados, 1200 jinetes de caballería y con numerosa artillería manejada magistralmente por artilleros ingleses.
Los peruanos con 6500 soldados y 3000 bolivianos, sin caballería y con 12 piezas de artillería. A pesar de la tremenda diferencia de fuerzas, el encuentro fue terriblemente parejo, sobresaliendo el batallón Zepita al mando de Cáceres, y por el lado boliviano, los Colorados hicieron honor a su fama de aguerridos. Ante el empuje de valor y coraje los batallones chilenos retrocedían y estaban a punto de entrar en pánico. Sobre esto Vicuña Makena escribe: "Los batallones chilenos retrocedían y parecía que iban a entrar en pánico, en ese momento la suerte de Chile pendía de un hilo. En esas circunstancias se detuvo el avance peruano, porque lamentablemente se habían agotado las municiones y los chilenos volvieron a la carga y a nuestros compatriotas no les quedó más que batirse a bayoneta. Se perdió la batalla de Tacna. Esta derrota agobió al pueblo peruano y corrieron muchas lágrimas; sin embargo, en Palacio de Gobierno de Lima, hubo fiesta. El 28-05-1880 se publicó en el diario oficial de Piérola, llamado La Patria, un editorial que empezaba con las siguientes palabras: “Hace dos días atrás fue destruido en Tacna, el último reducto del corrupto régimen anterior" refiriéndose a los mártires del Alto de la Alianza, que todo el Perú lloraba. A ese punto llegó la insanía mental de este dictador al servicio de Chile, en el peor momento de la historia del Perú. El numeroso ejército chileno ya en Lima el 13-01-1881, se dio en San Juan el 1er encuentro contra un ejército peruano total e intencionalmente mal dirigido por Piérola. Terminada la batalla de San Juan, los chilenos se desbandan y comenzaron a saquear las residencias de Chorrillos y cercanías, donde había muchas bodegas de vinos y otros licores, comenzaron a beber en forma desenfrenada, mientras le prendían fuego al pueblo. Preocupado Baquedano, comandante en jefe del ejército chileno le pidió una tregua a Piérola, cosa que éste aceptó inmediatamente. En la noche, mientras el fuego consumía las casas y residencias y los chilenos se mataban entre si y otros dormían en las calles o deambulaban totalmente embriagados por el alcohol, se presentó ante Piérola el Coronel Cáceres, para pedirle permiso y atacar con su batallón de dos mil hombres a los chilenos en la absoluta convicción que con esa acción terminaría con el ejercito chileno que se hallaba desbandado y borracho y con ello se ganaría la guerra. Piérola le negó el permiso, aduciendo que le había dado su palabra al comandante chileno de no atacar. Piérola para sellar su obra contra el Perú, ordenó a todos nuestros soldados depositar sus armas en el cuartel Santa Catalina. Por esta acción, los chilenos al ocupar Lima, encontraron 15 mil fusiles en el mencionado cuartel. Piérola después de haber dado esta última orden huyó a la sierra, pero después de algunos años volvió a la escena política y como es normal el mal de amnesia de nuestro pueblo, fue elegido presidente nuevamente. Esta es la historia no contada ni estudiada. ¿Qué le parece? 

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