En el país cada vez impera más la cultura de violencia, en el que sobrevive el mentiroso, el impostor o el “más vivo” o corrupto. Esto indudablemente crea una cadena de nunca acabar. Pareciera ser la cosecha del ser humano de todo lo que ha sembrado, como: Insatisfacción, falta de educación de calidad, ansias de poder, monedarización o dinerización a cómo de lugar, vida de los más acaudalados que se niegan a dar a los pobres para que tengan el mismo derecho de vivir bien, corrupción acelerada, etc. Consecuencia: Injusticia humana. ¿Dónde quedó el humanitarismo del ser humano? ¿Qué ha ocurrido con los estándares de la conducta social y profesional? ¿Por qué ciertas instituciones se dividen y enfrentan a sus integrantes peligrosamente? ¿A qué se debe el comportamiento caníbal del hombre?
Se ha demostrado que cuando el ser humano se exalta, pierde la responsabilidad y la visión de vida social; entonces sus actos pueden oscilar en un rango que va desde una moderada disminución de la compostura como gritarle o engañar a un vecino o a un coterráneo, difamar, insultar, hasta explosiones sociales destructivas como el salvajismo, linchamientos, amotinamientos, entre otros. Estas formas de comportamiento tienen algo en común: de cierto modo son provocadas por la pérdida de la individualidad debido a que las multitudes pueden generar una sensación de exaltación, de haber sido atrapados en algo más grande que nosotros mismos. Es difícil imaginarse a un solo agresor o divisionista. En este tipo de situaciones las personas dejan de lado las normas y pierden el sentido de la responsabilidad individual y se convierten en lo que se denominan personas desindividualizadas, personas que han perdido la conciencia y la auto evaluación de sus actos debido a que los favorece el “grupo de seguidores” el anonimato o debido al uso de disfraces que los ocultan, como una falsa “vocación de servicio o el apetito de adueñarse del dinero de todos”. Evidentemente, el sentirse apoyado por un grupo de seguidores, o esconderse en el anonimato, los hace a ser menos consciente y tener más capacidad de responder a estímulos, ya sean positivos o negativos.
La violencia acompañó al hombre desde siempre. La civilización, la educación, los procesos de socialización en general son los que pusieron los parámetros a través de normas, reglas y valores universales como es el respeto a la persona sin importar su procedencia, raza, etc. sin embargo la violencia se ha hecho parte del panorama actual, generando en muchos la insensibilidad, la indiferencia y una conducta violenta que pasa a ser luego delictiva.
Esta en nosotros reflexionar sobre ella para cambiar esta conducta antisocial, a efecto de que sean manejados y controlados por el mismo hombre, la institución y el Estado a través de normas, códigos y leyes, creando para ello un aparato legal, penitenciario y administrativo con operadores coherentes, eficientes y honestos que actúen con visión de entorno, es decir tomando en cuenta, la influencia de los programas radiales, televisivos, películas de violencia, de terror, de ficción, pornografía, las drogas y la ausencia de la familia que solo se hacen presente al oscuro mundo de inhumanismo o salvajismo a través de parricidios, feminicidios, filicidios, etc. que a diario nos hace recordar las noticias.
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