lunes, 22 de agosto de 2011

¿QUÉ PASA CON LA VERDAD Y LA HONRADEZ?

Los últimos años, se acelera la degradación social del pueblo peruano por ausencia de la verdad y la honradez. Recordemos que la verdad es un valor que se basa en nuestro lenguaje diario, para dar conformidad de lo que decimos con lo que sentimos o pensamos. No lo podemos negar racionalmente.
La verdad es indubitable, clara y sin tergiversación. Cuando alguien dice o manifiesta lo contrario de lo que sabe, cree o piensa; genera la mentira, la argucia, el embuste, el engaño, la falsedad o la patraña. Quién miente con frecuencia y naturalidad se convierte en mitómano.
El mitómano llega a creer y vivir sus mentiras con tal autenticidad que puede confundir incluso a su entorno. Falsear la realidad y acomodarlo a su febril percepción se convierte en acto tan natural como respirar. ¿Por qué lo hace? Algunos especialistas catalogan la mitomanía como patología de la psiquis y trasladan la responsabilidad a algún tercero (padres) en la niñez. Otros le atribuyen la responsabilidad al propio mitómano, confrontándolo con la verdad y consigo mismo. Sea suya o ajena la responsabilidad, el mitómano no es digno de confianza. ¿Cómo poner en sus manos delicados encargos, en los que la transparencia y veracidad son de uso obligatorio? Quién hace de la mentira -sobre sí mismo o los demás- un hábito, es moralmente mentiroso y psicológicamente mitómano. Es característico del mitómano perfeccionar cada vez sus mentiras para justificar las anteriores, destruyendo  totalmente la verdad de su vida y su entorno.
LA HONRADEZ es una virtud centrada en el respeto a la propiedad y a la verdad. El hombre honrado, no roba, no engaña, no miente, no censura, no calumnia, no abusa de la confianza ajena, no defrauda.
Jefferson dice: La honradez es el primer capítulo del libro de la sabiduría, depende esencialmente de la educación, es decir, de la formación recibida como norma suprema de conducta. La honradez no admite restricciones, ni condiciones. O se es honrado o no se es. No se puede ser honrado cuando hay testigos y deshonesto cuando no los hay. Cuando hay control y deshonesto cuando no lo hay, honrado con el que sabe y deshonesto con el que no sabe.
La honradez auténtica proviene del honor, como el vinagre auténtico proviene del vino, la que se guía exclusivamente por los dictados de la propia conciencia y responde sólo ante ella; supera el dicho, que hasta el justo peca en  arca abierta.
Funcionarios públicos, dirigentes de organizaciones, comunicadores sociales, clase laboral, toda persona y especialmente los padres de familia desde su lugar natural, deben cultivar en lo más noble de su ser la veracidad y la honradez, para evitar la auto destrucción como inexorablemente se viene produciendo en las familias y la sociedad peruana y lo que es peor, de las más altas esferas del poder.
Tengamos siempre presente que debemos obrar, no para ir en contra el destino, sino para ir delante de él.  

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