El Perú desfallece en manos de la violencia social, la
corrupción y la indiferencia.
Desfallecer significa, quedarse sin fuerza o energía física y estar a
punto de desmayarse. O perder la fuerza moral o el ánimo.
Las elecciones del 10 de abril, es la ocasión para ver si éstos
y otros problemas que afectan a nuestros pueblos y el país, podrían ser
urgentemente resueltos a través de las propuestas y planes de gobierno de las agrupaciones
políticas que participan en el proceso electoral. Por consiguiente, es tu
obligación saber, en cuánto tiempo, cómo y con qué,… los candidatos
solucionarían los álgidos problemas del país. Asimismo es tu obligación identificar
o tener muy claro, qué candidatos mienten y prometen cosas irrealizables, escamoteando
la lepra nacional, que es la violencia social, la corrupción y la indiferencia.
Al prometer y prometer mienten sin misericordia. Por eso, cuando hablan no te miran
y cierran los ojos. Si eliges a alguno de ellos habrás terminado por destruir
el país y… pobre tus hijos, nietos, familiares, connacionales, etc.
Para mucha gente, la política es “naturalmente corrupta” y
sirve para favorecer intereses particulares o grupales, antes que los de la
comunidad y el país. Algunos asumen inclusive, que para obtener el poder y
mantenerlo se puede hacer de todo, que “el fin justifica los medios”. Grave
error de fondo. Es que el medio -el poder- se convierte en un fin en sí mismo.
La persona humana, que es el verdadero fin de la política, queda en un segundo
plano, y, peor aún, se usa a la gente, mirándolo con cara de DNI, para
conseguir apoyo político. La consecuencia de este pensamiento es la
indiferencia, que hace, que los ciudadanos “no se comprometan en política”, y
más bien, busquen mantenerse alejados de ella.
La política es el servicio al “Bien Común”, es decir, al bien
de todos, y que la persona humana es su fundamento y fin. La participación en política, es un derecho
irrenunciable, y es un instrumento para lograr el verdadero desarrollo humano y
bienestar social.
En este año de la Misericordia, pidamos a Dios para que el
domingo 10 de abril, nos de la sabiduría
y la claridad, para elegir a las personas más idóneas que destaquen por su
honestidad, por el conocimiento de las necesidades del país, y que presenten
propuestas claras y realistas promoviendo la reconciliación, la justicia, el
progreso y el bien común.”, con un criterio que debe recorrer transversalmente
la política: el diálogo con la población.
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