martes, 28 de octubre de 2014

¿PERDONANDO SIN OLVIDAR?

Te has preguntado ¿qué se siente al perder una amistad?, ¿qué le pasa a nuestra mente, a nuestro corazón y a nuestra personalidad? Nunca me había puesto a pensar en esto porque soy fiel creyente de que una amistad dura para siempre así no se le hable, o se vea a ese amigo o amiga todo el tiempo. Siempre queda el recuerdo feliz de los momentos compartidos, experiencias vividas y anécdotas chistosas.
Cuando te encuentras a ese amigo o amiga en la calle o en las redes sociales y empiezan a comunicarse de nuevo es como si el tiempo no hubiese pasado y habrán mil cambios y cosas nuevas en su vida pero el sentimiento de amistad, lo que los unía y los hacía tan compinches sigue ahí.
Es curioso que sabemos muy bien como describir la pérdida de un ser querido, conocemos muy bien el sentimiento al ser dejados en una relación, pero si te digo que perder una amistad te causa un nudo en la garganta, falta de aire, confusión, rabia reprimida y lágrimas brotando de los ojos, ¿me creerías?
Quizás yo sea el único que le da tanto valor a la amistad, pero perder amigos no es algo que me agrada mucho y menos si la razón de la pérdida es incompresible. En esa situación uno se cuestiona todo y trata, o debería tratar, de no actuar de manera impulsiva aún cuando tú amigo o tu amiga ya actuó de manera impulsiva.
Molestándose, criticándote, reclamándote y finalmente dándote la espalda porque tu único error fue no compartir decisiones de tu vida personal y privada en tiempo real, y lo que quiero decir por tiempo real es al instante después de haber tomado una decisión. A ver, ¿en qué grado de primaria estamos?
En estos momentos lo mejor es esperar a que tu amigo se le pase la rabia y esperar que a ti se te sequen las lágrimas y te pase la rabia de no haberle contestado mal impulsivamente. Yo creo que ayuda mucho pensar y ensayar en tu cabeza lo que quieres expresarle a esa persona y hacer preguntas, indagar porque la persona reaccionó, dijo, hizo, todo esto en un son de paz y de reconciliación.
Por más que te haya humillado, te haya hecho sentir mal y que ni siquiera se haya disculpado, tú no puedes caer en ese mismo nivel. Tienes que perdonar y dejar cerrar esa herida con el tiempo. Al principio será difícil y dolerá cada vez que la toques, pero con el tiempo mejorará.
En todas partes nos han dicho que si se perdona se debe olvidar porque de lo contrario no hay perdón verdadero; sin embargo, alguien muy especial me hizo ver que está bien perdonar y no olvidar siempre y cuando cierres y sanes esa herida por medio del perdón. Quedará la cicatriz, lo cual muestra que hubo dolor pero también muestra que hubo la disposición y el deseo de perdonar, y hacer borrón y cuenta nueva.

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