Concluyó campaña electoral para elegir el domingo 5 de
octubre a las autoridades que gobernarán las regiones, las provincias y
distritos del país los próximos 4 años. Campaña que en términos generales se caracterizó por ser irreversiblemente
dañina a la conciencia cívica y ética de la ciudadanía al lesionar la dignidad
humana pretendiendo convertir el voto en un artículo de compra venta a quién
oferta el mejor regalo sea en efectivo o diversos artículos, incluyendo
artefactos eléctricos. Se traficó y trastocó la irrestricta libertad del que
debe gozar la persona para actuar con civismo. Entendido civismo como: comportamiento
de la persona que cumple con sus deberes de ciudadano, respeta las leyes y
contribuye así al funcionamiento correcto de la sociedad y al bienestar de los
demás miembros de la comunidad. Asimismo los candidatos prometieron hacer obras
increíbles que en muchos casos escapan de su competencia con el objetivo de sorprender
al elector con falsas promesas y mentiras con tal de direccionar el voto a su
favor.
Campaña electoral que tuvo como protagonistas a considerable
número de gente, que purga prisión y tantos otros que “milagrosamente” siguen en libertad habiendo cometido presuntos delitos hasta que ser juzgados por Fiscales y Jueces incorruptibles. Campaña electoral que convirtió a las ciudades, carreteras y
otros lugares públicos en verdaderos bosques de carteles, afiches y pintas “estrafalarios”,
así como avisos radiales y televisivos indescriptibles, que atentaron contra los
valores sociales. etc.
Tiene razón el liberalismo cuando dice que la sociedad es
para el hombre y no el hombre para la sociedad, pero diciendo la mitad de la
verdad escamotea la otra mitad: que el
hombre que se refugia en su "interés privado" y se pone como
horizonte el "bien particular" desentendiéndose del Bien Común está
violando su dignidad de hombre y da la espalda a la tarea ética que le correspondería
en cuanto hombre digno.
Para cambiar esta realidad deprimente, es necesario contar
con verdaderos políticos, con partidos realmente representativos, no clubes de
aventureros y negociantes de la vida pública, porque este es un problema de
educación y conciencia ciudadana.
El gran compromiso empieza por hacer conciencia del mal, y
marginar a quienes por tradición y conveniencia quieren ser reelegidos o
nuevamente elegidos, compromiso que afronta el problema, entre otros, por la
falta de una prensa comprometida con el destino del Perú. Los medios de
comunicación peruanos, en buen número, están vinculados a intereses
particulares. Montesinos demostró que los propietarios de medios de
comunicación en el Perú bailan al son del dinero, y que su único compromiso es
con sus billeteras. Sin medios de comunicación responsables (socialmente
hablando), sin políticos identificados a plenitud con las causas del pueblo, la
tarea se presenta ardua, pero no imposible. Hay por delante una gran tarea de difusión y sensibilización
popular. En el fondo del túnel, existe una salida. No hay mal que dure cien
años, ni cuerpo que lo resista. Lo malo es que la vida, generalmente no llega a
cien años. Pero, felizmente, siempre habrá alguien que recoja las ideas y que
pacientemente las plasme cuando llegue el tiempo del cambio.
Ojala que en las
elecciones generales del 2016 la campaña electoral se invierta. Que quiénes
aspiren la presidencia o una curul del congreso de la república, gasten en
organizar reuniones masivas para escuchar las propuestas del elector y no el
elector las propuestas del candidato. Así no habrá necesidad de intentar
comprar votos y prostituir la conciencia ciudadana.
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