miércoles, 23 de enero de 2013

EN PERÚ, FALTA VALORES COMPARTIDOS

Casi a diario los medios de comunicación nos informan de hechos abominables cometidos por ex presidentes, congresistas y/o altos funcionarios de estado, que indican de que el Perú se convierte en “botín u olla de grillos” por obra y gracia de pillos, arribistas y oportunistas que idolatran el dinero como si fuera un fin y arrasan sin vacilación todo lo que a su paso encuentran, con chantaje, mentiras, insultos, engaños, difamación, generando río revuelto para sacar ganancias. El liberalismo tiene razón cuando dice que la sociedad es para el hombre y no el hombre para la sociedad, pero diciendo la mitad de la verdad escamotea la otra mitad: el hombre que se refugia en su interés privado se pone como horizonte el bien particular, se desentiende del bien común y viola su dignidad de hombre dando la espalda a la tarea ética que le correspondería en cuanto hombre digno. De 1990 a 2000 en EEUU de 500 empresas más importantes han desaparecido más de 400. Todas tenían estupendos sistemas de calidad, técnicas japonesas de productividad y sistemas eficientes para la mejora continua. La pregunta era ¿Por qué desaparecieron? Y la respuesta fue que en la gran mayoría de esas empresas había algo que faltaba: valores compartidos. La falta de valores provocó que todos perdieran el rumbo, que cada quien hiciera solamente lo que le convenía de manera inmediata sin preocuparse nunca por la organización en su conjunto. A la postre, el resultado fue que empresarios y trabajadores perdieran sus fuentes de trabajo.
Es hora de entender que el esfuerzo de todos, está llamado a fortalecer la dignidad humana y el bienestar común, privilegiando la honestidad, la veracidad, la sinceridad, la responsabilidad, etc. A los hombres se les conoce a través de sus amigos o su centro laboral, dime con quién andas y te diré quién eres. Si queremos formarnos un juicio acerca de un hombre, basta observar quiénes son sus amigos. No es la riqueza que lo corrompe a los hombres, sino la ambición de ser ricos. Hasta cuando el hombre para todo hombre seguirá siendo un lobo. Eso hay que cambiar, principalmente a través de los medios de comunicación masiva y la honestidad de los que allí ofrecen sus servicios. Estar frente a un micrófono significa lograr que la palabra sea mejor que el silencio. ¿Cómo? compartiendo valores, entre la empresa, el programa radial y el público oyente, con conciencia, mente y boca limpia y respetuosa.
Amigos, la conciencia es como un vaso de cristal, si no está limpio el vaso, resultará sucio todo lo que se vacíe en él. Hay que recusar el hábito de lo malo, como el vicio, la mitomanía, la soberbia, el puro monetarismo y anteponer en nuestra vida social, laboral, familiar y personal la práctica del hábito de lo bueno, es decir la virtud. Para mantener la virtud, es necesario 2 cosas: 1ro Orden y respeto a la ley y 2do educación. Cuando se pierde la virtud se produce crisis de identidad, entonces, lo peor que nos pueda pasar es confundir los medios con el fin. 

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