II PARTE
Apenas Piérola tomo las riendas del país, empezó un monstruoso plan contra su propio país, el Perú. Este hombre conocido como vanidoso, engreído y ego centrista, comenzó a dar los pasos para hundir a nuestro país. Está claro que todo lo que hizo, fue cumpliendo consignas de sus amigos chilenos, de quien él fue un especial huésped siempre.
Lo primero que hizo, fue cortar todo apoyo y abastecimiento al Ejército del Sur, acantonado en Tacna, sitio donde se llevaría la segunda etapa de la guerra con Chile. Al Mando del Ejército del Sur o de Tacna, como también se le llamaba, estaba el Contralmirante Lizardo Montero, hombre que había combatido y derrotado a Piérola años antes en una de las muchas revoluciones que éste inició. Por lo tanto lo tenia como enemigo político y sentía celos de él, porque si tenia éxito en la Campaña del Sur, podría ser bien visto por el pueblo peruano y podría arrebatarle la presidencia. Pensando así, de esa forma tan mezquina, condenó a estas fuerzas peruanas al más absoluto abandono, en momentos en que se jugaba el destino del país.
El pueblo limeño al notar esta actitud, por demás reprochable del dictador, salió a las calles en ruidosas manifestaciones, pidiendo que se envíe socorro a los defensores del sur, que sufrían por escasez de alimentos, armas, municiones, ropa y los refuerzos necesarios para enfrentar al fuerte y numeroso ejército chileno que empezaba a desembarcar en Ilo, en ese tiempo llamado Pacocha. En Lima había en ese momento dos divisiones de ocho mil soldados cada una, que había formado el General La Cotera, por orden del gobierno anterior y que permanecían inmóviles en sus cuarteles. Piérola, para acallar las protestas ordenó enviar un cargamento secreto hacia Arica, en la corbeta Unión. Así fueron embarcadas, con mucha fanfarrea y teatro, un cargamento en el que se suponía iba la salvación del Ejército del Sur. La misión era muy difícil, porque el puerto de Arica estaba bloqueado por la escuadra chilena. Manuel Villavicencio, marino hábil e inteligente, fue el encargado de llevar a la Unión a su destino. Corrían los últimos días del mes de febrero de 1880, La Unión se acercó al puerto de Arica en la madrugada del 26 de ese mes y empleando buenos maniobras, pasó en la oscuridad entre los buques chilenos y ancló en el muelle del puerto peruano e inmediatamente inició la labor de descarga, sin ocuparse de contestar al cañoneo de la flota del país del sur. El Huáscar, que por ese entonces, ya estaba al servicio de la escuadra chilena, intentó espolonear a La Unión, pero un certero cañonazo de una batería de tierra paró esa intención y además causó la muerte de su comandante, de apellido Thompson.
A las cuatro de la tarde la faena había terminado y sin perder tiempo aún cuando el sol no se perdía en el horizonte, La Unión con una hábil maniobra logra romper el cerco de la poderosa escuadra chilena, en medio de las hurras peruanas que se encontraban en el muelle, del asombro de los marinos chilenos y el aplauso y admiración de los barcos neutrales, que en señal de saludo, lanzaron al aire sus sirenas. De ésta manera, La Unión llegó al Callao, sana y salva. Pasada la euforia, los peruanos en Arica comenzaron a desempacar el cargamento que vino en cajas cerradas y se dieron con la triste sorpresa de que sólo les habían enviado montones de tela blanca y dos ametralladoras malogradas e inservibles. Piérola se había burlado de ellos y del pueblo peruano en la forma más despiadada que se le pudo ocurrir. Este hecho que había levantado la moral peruana en un principio, significó un terrible golpe al ánimo de los defensores del Perú. Respecto a esto, el historiador chileno Vicuña Makena dice: "este hecho trajo desazón en los espíritus entre la oficialidad y tropas peruanas". Ahora sabían los peruanos del Ejército del Sur, que estaban abandonados a su suerte y que no recibirían nada de su propio gobierno. Piérola estaba cumpliendo su cometido: Facilitar la derrota de su patria, el Perú… sigue III parte…
miércoles, 16 de junio de 2010
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saquen el nombre de ese traidor pierola de todoas las calles avenidas.maldito arequipeño
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