La mayoría de las personas tenemos un serio problema de auto
engaño, juzgamos a los demás por sus actos y a nosotros por nuestras
intenciones; por lo mismo justificamos en nuestra persona las mismas acciones
que criticamos en los demás. Lo que en alguien más es un acto corrupto, en
nosotros es “cómo funciona el sistema”. Los demás son unos delincuentes de
cuello blanco, pero en nosotros está justificado “porque todos lo hacen”. En
ellos es su naturaleza malvada y en uno, la única alternativa para operar. Los
vicios y adicciones que en otros son parte de su naturaleza pervertida, en
nuestra vida son simples debilidades, naturaleza humana. Si en ellos es una
forma de vida pecaminosa en nosotros son resbalones. Ellos y ellas son
adúlteros, pero nosotros simplemente estamos luchando por nuestro derecho a ser
felices.
[Qué fácil y goloso es ver la paja en el ojo ajeno y qué
difícil ver la viga en el nuestro.] Es urgente reconocer que lo que nuestra
sociedad requiere es dejar de criticar a los demás y empezar a cambiar
nosotros. Quizás algunos pensemos que nuestras faltas no son de la magnitud de
las de los poderosos, pero tal vez la única diferencia radica en el nivel de
poder que poseemos. Quien es falto de carácter en lo poco, seguramente también
lo será en lo mucho y quien se atreve a ser fiel en cada pequeño detalle será
más fuerte para mantener su integridad ante las grandes tentaciones.
Si nuestra vida fuera expuesta públicamente, ¿de qué nos
avergonzaríamos?, ¿qué actos anhelaríamos que fueran borrados?, ¿cuándo fue que
realizamos nuestro último acto incongruente?, ¿cuántas acciones nuestras
podrían ponerse como buen ejemplo ante los demás y ante las nuevas
generaciones?, ¿cuáles serían una terrible referencia?
Todos tenemos mucho que trabajar en nuestra integridad. Mi intención no es crearnos condenación, sino conciencia. Pretendo hacer y hacerme un llamado a retomar la gran oportunidad de vivir con la paz que produce de no tener actos que nos persigan y atormenten.
Todos tenemos mucho que trabajar en nuestra integridad. Mi intención no es crearnos condenación, sino conciencia. Pretendo hacer y hacerme un llamado a retomar la gran oportunidad de vivir con la paz que produce de no tener actos que nos persigan y atormenten.
Tal vez parte de la solución a nuestra tendencia al auto
engaño es que tanto en privado, como cuando conversamos en público, basemos
nuestras reflexiones y charlas en mirar menos a través de las ventanas y poner
más atención en los espejos.
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