De las cosas más temidas por el ser humano es
fracasar. Más ahora que vivimos en un mundo competitivo donde muchos buscan la
excelencia, el éxito y el triunfo, pero no sólo en materia laboral y económica,
si no en los diferentes roles que se juega en la sociedad. Nos pesa tanto fracasar
en el matrimonio, trabajo, negocio, competencia de cualquier índole, escuela,
educación en los hijos, proyectos personales, y metas.
Aunque es algo que nadie desea, los errores y fracasos
son parte de la vida. Todos en algún momento lo experimentamos. No podemos
evitarlos pero sí podemos hacer 3 cosas que nos ayudan a superarlos:
1) No
dejarse vencer. El famoso basquetbolista Michael Jordán dijo: “Puedo
aceptar el fracaso, todos fracasan en algo, pero no puedo aceptar no
intentarlo”. Es natural que sí viviste un fracaso en algo o con alguien, tengas
el sentimiento de tristeza o frustración, y con ello hasta cierto temor y
desánimo de intentarlo de nuevo.
Pero, lo cierto es que no debes depender de cómo te
sientes para actuar y hacer lo correcto, esto es: no darte por vencida en busca
del éxito. Siempre podrás ver las cosas a través del filtro de las soluciones
hasta alcanzar lo que sueñas. Lo importante es arriesgarse y no dejarse vencer
por lo que pasó, recuerda que las caídas, fallas y errores son parte del
aprendizaje.
Dios mismo nos anima a seguir a delante, en Proverbios
24:16 dice: “Porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se
levantará”.
2)
Aprovechar el aprendizaje. Hace unos días salió en las noticias una madre con su
bebé, relatando cómo estaba enojada y frustrada en el trayecto al aeropuerto
porque no iba a tiempo para su vuelo, horas después ese enojo se convirtió en
lágrimas al saber que gracias a que perdió el vuelo, su bebé y ella están
vivas. Fue el avión de Malaysia Airlines que llevaba casi 300 pasajeros y fue
derribado en Ucrania el pasado 19 de Julio.
¿Te imaginas el sentir de esta mujer al saberse que
tuvo otra oportunidad de vida? Momentos así es cuando valoras que no todo es
negativo en esta vida. Así que cuando algo no sale como esperabas, piensa que
Dios tiene mejores planes para ti.
Todo el esfuerzo y tiempo que le dedicaste, no lo veas
como perdido, al contrario, puedes hacerla una experiencia de aprendizaje para
retomar lo que estabas haciendo o elegir otro camino, pero con más sabiduría de
cómo hacer las cosas, porque cada fracaso te prepara mejor para la próxima vez.
3) Serenidad. Si hiciste todo lo que está a tu alcance para lograr
el éxito en lo que te propusiste y aún así fracasaste, fue por factores fuera
de tu control, entonces no te preocupes ni te estreses. Con el tiempo verás que
no es tan malo como pensaste; como el caso de la mujer y su bebé que perdieron
el vuelo, en su momento sufrió el estrés por no llegar a tiempo, pero después
agradeció no haber llegado.
Que el fracaso no te quiten la paz. Puede que más
adelante lo agradezcas, y que a raíz de ello te encuentres mejor.
En caso contrario, si sientes que la falta de éxito es
por no esforzarte al máximo, entonces ya sabes que debes intentarlo de nuevo
pero con más diligencia y entrega. Las cosas bien hechas dentro la voluntad de
Dios, siempre prosperan, así que puedes confiar que los fracasos se convertirán
en éxitos.