
¿Has sentido que tu vida, tu trabajo, tu familia, tus amigos
no son los que soñaste?¿Has querido decir basta, no vale la pena el esfuerzo,
esto es demasiado para mí?¿Estás cansado de recomenzar, del desgaste de la
lucha diaria, de la confianza traicionada, de las metas no alcanzadas cuando
estabas a punto de lograrlo?
Por más que te golpee la vida no te entregues nunca, di una
oración, pon tu esperanza al frente y arremete. No te preocupes si en la
batalla sufres alguna herida, es de esperar que algo así suceda. Junta los
pedazos de tu esperanza, ármala de nuevo y vuelve a arremeter. No importa lo
que pase… no desmayes, sigue adelante. La vida es un desafío
constante pero vale la pena aceptarlo. Y sobre todo… nunca dejes de cantar. Y recuerda la promesa de Dios: Isaías
41:10 “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios
que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia.”
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