¿Qué hace la diferencia? ¿Por qué a algunas personas les va
tan bien? ¿Será por...?
¿El trasfondo familiar? Crecer en una buena familia es algo
por lo que cualquiera debería sentirse agradecido, pero no es un indicador
confiable de ser la razón para el éxito. Un alto porcentaje de las personas
exitosas viene de hogares destruidos.
¿La riqueza? No, algunos de los hombres y mujeres
de mayor éxito vienen de la clase media y de la clase media baja. La riqueza no
es un índice de éxito ni la pobreza es garantía de logros insignificantes.
¿La oportunidad? Bueno, la oportunidad es algo muy
especial. Dos personas con dones, talentos y recursos similares pueden observar
una situación dada, y una de ellas verá tremendas oportunidades en tanto que la
otra no verá nada. La oportunidad está en el ojo del observador.
¿Una alta moralidad? Me gustaría que esta fuera la clave,
pero no lo es. He conocido personas absolutamente íntegras que han logrado muy
poco. Y he conocido sinvergüenzas de un tremendo éxito. Usted también los
conoce.
¿La ausencia de
dificultades? Por
cada persona exitosa que ha esquivado a la adversidad, hay una Helen Keller que
venció incapacidades extremas o un Víctor Frankl que sobrevivió a horrores
absolutos. Así es que tampoco es la ausencia de dificultades.
No, ninguna de estas cosas es la clave. Para decirlo en forma
franca, yo sé sólo de un factor que separa a los que se distinguen en forma
consistente de los que no: La diferencia
entre la gente mediocre y la gente de éxito es su percepción de y su reacción
al fracaso. Ninguna otra cosa tiene la clase de impacto en la capacidad de
las personas de alcanzar y llevar a cabo cualquier cosa que se propongan y
deseen.
Efectivamente, esto es cierto. El Fracaso no es el acabose de
todo, podría ser el comienzo de todo. Lo importante en la vida es sacar
provecho de cada experiencia dolorosa. Jesús estará a nuestro lado para
enseñarnos. Para librarnos de caer en el sepulcro y de cruzar el umbral de la
muerte.
Rendirse...Jamás. Los líderes efectivos realizan tareas
aparentemente imposibles porque nunca se rinden; nunca se desmoronan. A pesar
de la creciente crítica, oposición intense y aplastantes obstáculos, perseveran
con firme determinación; se niegan a tirar la toalla.
A menudo, lo más fácil sería abandonar la lucha y simplemente
rendirnos. Olvidarnos de nuestros sueños y regresar a la comodidad y
conveniencia de la mediocridad. Ceder ante las palabras de los críticos,
claudicar ante la oposición y simplemente dejarnos dominar por los
obstáculos... meter el rabo entre las patas y huir. Eso no, rendirse…jamás.
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