Increíble que el gobierno de Ollanta Humala, responda
a la huelga de los maestros del Perú de idéntica manera que sus antecesores,
presentando un proyecto de ley al Congreso cuyo resultado histórico indica que
agravó su situación económica, profesional y social hasta convertirlo en profesionales
de última categoría, “muerta de hambre” y foco de subversión.
-El 1º/04/1941 Manuel Prado responde el reclamo de aumento de
haberes de los profesores con la Ley
Orgánica de Educación pública 9359 y los agrupa en 3 categorías y 12
clases. Hasta entonces los
profesores constituían la clase privilegiada y ejercían el liderazgo natural de
los pueblos. Su Palabra era mandato y su presencia, admiración y respeto.
Vestían pulcramente (terno, corbata o vestido) y evidenciaban una personalidad
incuestionable. Su autoridad trascendía al ámbito social. Sin embargo su
situación económica se hacía insostenible obligándolos a librar largas jornadas
de lucha, por eso, se inicia la pérdida de su privilegio social.
-El 13/11/1964 el Gobierno de Fernando Belaúnde responde a una huelga
prolongada con la Ley 15215 Ley de
Estatuto y escalafón del magisterio Peruano. Aparece un escalafón de 12
clases. Tomó la 8va clase como base para la escala de haberes fijando el haber
básico en 4,260 soles. Esta Ley concitó gran expectativa, pero fue como espuma de
jabón, se levantó y esfumó en un abrir y cerrar de ojos, por falta de financiamiento, amén de haber generado entre otras, la huelga magisterial más prolongada que duró desde mayo hasta
julio de 1978.
-El 29/01/1980 el Gobierno Militar deroga la Ley 15215 y lo
reemplaza con el DL.22875, Ley del
Magisterio. Agrupa a los maestros en 3 áreas: docencia, administración e
investigación y 8 niveles, y para financiar se crea el fondo de fomento
educativo, que nunca llegó a constituirse. Esta ley fue otro cruel engaño para
el magisterio.
-El
14/12/1984 nuevamente el Gobierno de
Belaúnde responde a otra huelga con Ley 24029
Ley del profesorado, reduciendo los 8 niveles a 5 y las 3 áreas a 2.
Incrementa una serie de derechos en desproporción a los deberes y el manejo
económico. Otra vez se sometía a un absurdo manoseo político la aspiración y
destino del magisterio. Las huelgas se intensificaron, exigiendo cumplimiento
de esta Ley, pero nadie hace caso.
-El
04/05/1990 el Gobierno Aprista en
vísperas de irse, resolvió la prolongada huelga magisterial, aceptando
y trasladando los reclamos del SUTEP en la Ley
25212 que modifica la Ley 24029, convirtiéndolo en irreal e
irracional. Por ejemplo el Art.4° facultaba al ejecutivo hacer efectivo el
íntegro de los incrementos y beneficios económicos creados por esta Ley a
partir de 1°/9/1990, es decir para que cumpla el gobierno siguiente y después
de haber causado la peor inflación (más de 2,000%). El resultado no pudo ser
otro, el fujichock de Agosto del 90, sepultó por siempre y para siempre los
incrementos y beneficios logrados, incluido el 30% por preparación de clases, dejando
en la conciencia magisterial más daño irreparable y de resentimiento social.
-El 12/07/2007 se responde a la huelga de maestros iniciada el
5/07 precedida de otra a partir del 18/06 en Junín, Pasco y Puno, con la Ley 29062 Ley de CPM sin debate
ni consenso, se aprobó en el Congreso vía Comisión Permanente. En esa época se
dijo que había sido un “caballazo” de Mercedes Cabanillas porque a última
hora introdujo a la Comisión de Educación presidida por Rafael Vásquez
(Nacionalista) un proyecto que no era el que se había debatido por meses en
la comisión. En los años de su aplicación, no se puede negar que muchos
ingresantes falsificaron documentos, robaron pruebas, copiaban durante los
exámenes, conversaban por celular o recibían claves a través de ellos, etc.
Además, el Ministerio fue bajando el grado de dificultad de las pruebas para
que entren más profesores que no aprobarían con exámenes más rigurosos.
Es más, la Ley de CPM dividió el profesorado, en maestros bien pagados por
estar en la Ley 29062 y la gran mayoría pauperizados por estar en la Ley 24029.
La reforma magisterial propuesta por el gobierno de
Ollanta Humala, es necesaria para unificar a los maestros en un solo régimen
laboral y así, terminar con la ruptura que existe en el profesorado. Pero no como
respuesta a la huelga como se hizo históricamente. De ser así, sería incurrir
en más de lo mismo. Los maestros reclaman incremento de haberes y pago del 30%
por preparación de clases, luego de 7 años de tener congelado sus salarios. El
pan que el 2005 costaba 10 centavos ahora cuesta 20 centavos. Ese es el
problema, la capacidad adquisitiva del profesor. La ley de reforma magisterial no
debe violentarse, requiere debate y consensos que pasen necesariamente por los
docentes en forma orgánica (DRE, UGEL, IEs) Los maestros del Perú no son
lisiados mentales para imponérseles una ley y que cumplan a pie puntillas.
Basta de resolver huelgas con leyes, de dar medicina que resulte peor que la
enfermedad, analicen en la historia la ferocidad de esas medidas causantes del fracaso de la educación peruana.
El gran cambio pasa por el diálogo con verdad, el consenso
por la paz social y la dignificación de los maestros, agentes fundamentales de
la educación, por el desarrollo del país. No se debe soslayar que, el maestro es un grito de fe porque cree en el hombre. Un pregón de
esperanza porque siembra lo que otros cosecharán. Un testimonio de amor porque
muere un poco cada día para que otros vivan plenamente. Hay que evitar seguir
golpeando inclemente el bolsillo de los maestros, si realmente amamos a la
patria.
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