sábado, 8 de julio de 2017

“OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE”.

Vivimos en una época donde los días son malos y es necesario saber aprovechar bien el tiempo. ¿Puede el ciudadano hallar solución al conflicto que tiene con su propia esencia? ¿Podrá la persona realmente llegar a ser feliz? ¿Cuándo el hombre será hermano del hombre y no su lobo? ¿Quieres saber la causa? ¿Qué clase de vida quieres tener? ¿Quieres seguir malgastando tu vida? ¿Por qué permites que el odio destruya tu vida? El odiar linda con lo irracional.  Por eso, jamás odie a nadie, por ningún motivo. Todo está en tus manos. El respeto a los derechos de los demás” no es otra cosa que el cumplimiento de los deberes que nacen de los derechos ajenos. Deber y derecho vienen a ser el anverso y, reverso de una misma moneda. Donde hay un derecho, hay un deber que debe ser cumplido; y donde hay un deber, hay un derecho que debe ser respetado. El deber es impulso, sentimiento, desinterés, ética, nace del corazón, de las entrañas, de lo que intrínsecamente se es o no se es. 
En el Perú se vulnera a menudo el respeto al derecho de los demás, principalmente mediante una conducta arribista. La conducta arribista, es conducta deshonesta, desleal, que discurre en la sombra y valiéndose de malas artes; no  valida sus actitudes y aptitudes con relación a sus aspiraciones y el de los demás. Lo único que le interesa es llegar arriba haciendo leña del que se cruza en su camino; o del que considera su rival.
DEBEMOS ERRADICAR DE NUESTRA VIDA EL “EL OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE” Y DEJAR PASO AL AMOR Y AL PERDÓN PORQUE ES LA ÚNICA FORMA DE AYUDAR A CONSTRUIR UN MUNDO MÁS HUMANO Y CERCANO.
El Maestro de maestros, Jesús, enseña que Dios su Padre no es violencia, no es rechazo ni castigo, sino que es un Padre todo amor, toda bondad. Es un Padre que ama a todos. No distingue entre hijos. Para Él todos somos iguales. Por consiguiente, cuando descubrimos en nuestra vida el amor de Dios no podemos introducir en ella la violencia, ni el desprecio por los demás, tampoco el odio o la desidia.
Con mucho respeto y cariño, invoco a quiénes organizan marchas de odio o, escriben odio a boconadas en redes sociales, piensen, mediten y reflexionen, que están derramando gas inflamable o gasolina para que algún “orate” le prenda fósforo y nos queme a todos. 

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