EL
proceso electoral 2016, a mi modesto entender, estuvo teñido de excesiva
soberbia, agravios, infamias, odio y falta de liderazgo, que no cesan. El
desmedido apetito por el poder sería una de las causas. Nada tan estúpido como
vencer; el verdadero triunfo esta en convencer sin sorprender ni engañar, mucho
menos destruyendo la dignidad ajena por odio, mal usando la libertad.
Libertad
es igual a orden y tiene límites. No somos absolutamente independientes, sino
interdependientes. Y poder es consustancial a servir y no a destruir. ¿Qué ejemplo,
en nombre de la democracia se les viene dando a los ciudadanos del país? ¿Que competir
en una lid electoral es destruir la dignidad del contrincante? En ese caso la
democracia sería como un vaso de cristal, si no está limpio el vaso, resultará
sucio todo lo que se vacíe en él.
Claramente
se aprecia a integrantes de un grupo “político”, que vierten odio a borbotones,
antes y después del proceso electoral ¿Por qué? El odio es las ganas
de ver muerto al prójimo por ninguna razón en particular. El odio del que
quiere asesinarte –no por tus acciones, ni siquiera por tus creencias o tus
pensamientos- sino porque no le gusta cómo eres, porque le estorba, porque le
agrede que existas. Se puede basar en el miedo a su objetivo, ya sea
justificado o no, o más allá de las consecuencias negativas de relacionarse con
él. El odio se describe con frecuencia como lo contrario del amor o
la amistad. El odio no es justificable desde el punto de vista racional
porque atenta contra la posibilidad de diálogo y construcción del bien común. La violencia suele
ser una consecuencia del odio. ¿Cómo describiríamos a “políticos” que odian? Y
si ese político llegaría a dirigir el país ¿Qué haría?
Los
peruanos necesitamos líderes que inspiren confianza, inyecten entusiasmo,
envuelvan a los demás en espontánea simpatía, dando poder a su gente. No busca
las fallas por el placer sádico de dejar caer el peso de su crítica destructiva
o de su autoridad sobre el culpable, sino que arregla las fallas y rehabilita
al caído. Da ejemplo, trabaja con los demás, es congruente con su pensar, decir
y hacer; su deber es el propio de todos, va al frente marcando el paso. El
líder dice vayamos y promueve al grupo a través del trabajo en equipo, reparte
responsabilidades, forma otros líderes, parte de los hechos y de la vida del
grupo para llegar a los principios, consigue un compromiso real de todos los
miembros. El líder hace de la gente ordinaria, gente extraordinaria; la
compromete con una misión y la amalgama en la fe de realizar un sueño que le
permita la trascendencia y la realización; le da significado a la vida de sus
seguidores, un por qué vivir, es un arquitecto humano.
Invoco
a los “políticos sectarios”, que nos den ejemplo de valores que tanto necesita
el pueblo peruano y pongan fin a los ataques cargados de juicios de valor,
infamias, orgullo, envidia, odio, resentimientos, venganza, egoísmo,
arrogancia, miedo, timidez; por ser antivalores que causa daños irreparables principalmente en la conciencia
de los niños y adolescentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
mostrar siempre