El Perú y gran parte del mundo pasan por una espantosa crisis
de valores. Imperan la mentira y la corrupción convertidos en ideología del
poder, el odio y la venganza que engendran violencia, el desprecio y el vejamen
a grupos sociales claves para el desarrollo del país como es el profesorado
peruano, la extrema pobreza encadenada a la limosna; que nos obliga a pensar,
meditar y reflexionar en la gravedad de estos actos de miseria humana, y ¡qué
mejor! hacerlo con el mensaje muy esclarecedor que Dios nos hace saber a través del
Apóstol Santiago:
Santiago 3, 16-4,3.- Queridos hermanos: Donde hay
envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que
viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva,
dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz
están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y
las peleas entre ustedes? ¿No es precisamente de esas pasiones que luchan en su
interior? Ustedes ambicionan, y no obtienen, matan y sienten envidia pero no
pueden conseguir nada y entonces combaten y hacen la guerra. No obtienen lo que
quieren porque no se lo piden a Dios, y si se lo piden, no lo reciben porque lo
piden mal, pues lo quieren para derrocharlo en sus placeres.
Santiago 4, 11-12. Hermanos no se critiquen unos a
otros. El que habla en contra de un hermano o juzga mal de él, habla contra la
Ley y juzga en contra de ella. Y si tú juzgas a la Ley, ya no la cumples, sino
que te haces superior a ella. Pero uno solo hizo la Ley y a la vez puede juzgar:
El que es capaz de salvar o de condenar. Pero ¿Quién eres tú para juzgar al
prójimo?
Santiago 5, 1-6: Ustedes los ricos, lloren y laméntense
ante las desgracias que se les avecinan. Sus riquezas están podridas y sus
vestidos están apolillados. Su oro y su plata están enmohecidos y ese moho (hongo) será
una prueba contra ustedes y devorará sus cuerpos como fuego. ¡Han amontonado
riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final! El salario que no les dieron a
los obreros que han cosechado sus campos está clamando contra ustedes; y el
clamor de los que cosecharon ha llegado hasta el oído del Señor de los
ejércitos.
Amable lector: Debemos dirigir todos nuestros
esfuerzos a las nuevas generaciones para que no sean mentirosos y corruptos,
para que desde el primer día y hasta el último de su vida cultiven el amor, la
paz y la laboriosidad. El grave problema de la extrema pobreza que daña la
dignidad humana, no debe resolverse con programas sociales por convertirlo en
mendigos y holgazanes, sino creando abundantes fuentes de trabajo.. El trabajo
dignifica a la persona. Yo creo que el
mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan
vivir sin recibirla, es decir, brindándoles fuentes de ocupación o trabajo dignos.
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