lunes, 29 de agosto de 2016

8 COSAS QUE DEBES DECIRLE A TUS HIJOS TODOS LOS DÍAS!

Todo padre y madre espera que su hijo o hija, crezcan y sean personas de bien, pero para que esto sea todo un éxito los padres y madres deben hacer estas 8 cosas TODOS LOS DÍAS.
Creemos que enviándolos a la escuela, terminamos el trabajo y que por arte de magia serán mujeres y hombres de bien y en un futuro buenos padres, pero necesitan recibir de parte de ti estas cosas.
Piensa cuántas de estas prácticas con ellos, y trata de agregarlas a tu diario vivir, si te cuesta expresarte, escríbelas y pon en práctica el primer día una, el segundo día repasa la que ya usaste y agrega otra y así sucesivamente hasta completarlas.
Claro que hay muchísimas más que debes poner en práctica, pero cuando estas estén en funcionamiento vas a darte cuenta que fácil es agregar más frases positivas para tus hijos y verás como la relación en la casa cambiará.
1. Te amo
2. Contigo soy feliz
3. Eres maravilloso
4. Me gusta cuando tu…
5. Creo en ti
6. Agradezco a la vida por cada día que te tengo a mi lado
7. ¿Que si puedes? ¡Sé que sí!
8. Estoy orgulloso de ti
No es fácil, porque no nos criaron así, pero es hora de cambiar por AMOR a tus HIJOS. INTÉNTALO

miércoles, 10 de agosto de 2016

NO HAY CRISIS QUE POR BIEN NO VENGA

En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. Albert Einstein
Para nadie es un secreto que la palabra más escuchada en este tiempo es crisis. Constantemente los medios nos bombardean con la crisis financiera, alimentaria, inmobiliaria, ambiental; el asunto es que la crisis no termina allí sino que trasciende en los hogares, y tenemos crisis en las familias, divorcios, familias disfuncionales, rebelión de los hijos, infidelidad y otros problemas. Paseándome en la historia me encuentro que hubo una época donde hubo una gran crisis que vivió el pueblo de Israel, resulta que el Rey de Egipto había ordenado la muerte de  todos los niños israelitas.  Esta medida produjo temor, miedo y ansiedad en todos los padres israelitas pero la biblia enseña que los padres de Moisés no tuvieron miedo y  confiaron en Dios. Los padres de Moisés confiaron en Dios y, por eso, cuando Moisés nació, lo escondieron durante tres meses. El rey de Egipto había ordenado que se matara a todos los niños israelitas, pero ellos vieron que Moisés era un niño hermoso y no tuvieron miedo, porque confiaban en Dios. Hebreos 11:23
Es probable que tú estés atravesando una gran crisis hoy, estés lleno de susto pensando cómo salir del problema o pensando tal vez ¿Cómo me metí en este asunto? Y de seguro sientes que el rey de Egipto ha ordenado tu muerte y quisieras retroceder tu vida para no pasar por lo que estás pasando. ¿Qué podemos aprender de los padres de Moisés? Ellos confiaron en Dios, aunque  habían escuchado muchas veces voces de miedo, ellos se llenaron de fe y salvaron a Moisés. ¿Sabes lo que el miedo y la fe tienen en común? Un futuro que no ha llegado. El miedo cree en un futuro negativo. La fe cree en un futuro positivo. Ambos creen en algo que todavía no ha sucedido. Por tanto, pregunto: ¿Por qué no elegir a creer en un futuro positivo? ¿Por qué dejar que el miedo sabotee tu alegría y el éxito? Creo que durante estos tiempos difíciles tenemos que elegir entre dos caminos. El camino positivo y el camino negativo. Y nuestra vida no puede estar en dos caminos al mismo tiempo. Así que tenemos que hacer una elección y esta elección determina nuestra convicción sobre el futuro, y la actitud y las acciones que llevamos a la actualidad. Mi elección va a determinar mi futuro, la voz que yo estoy escuchando  me  puede llevar al fracaso o al éxito.
Hay una historia de un hombre que vivía a la orilla de un camino y vendía panchos calientes. No tenía radio, ni televisión, no leía periódico, ni sabía nada de Internet; pero hacía y vendía buenos panchos calientes. Solo se preocupaba por la divulgación de su negocio y colocaba cartelones de propaganda por el camino; ofrecía sus productos en voz alta y el pueblo le compraba. Las ventas fueron aumentando y por eso empezó a comprar el mejor pan y las mejores salchichas. También le fue necesario comprar un carrito más grande para atender a la creciente clientela porque el negocio prosperaba. Sus panchos calientes eran los mejores de la región. Venciendo su situación económica pudo pagar una buena educación a su hijo, quien fue creciendo y fue a estudiar economía en la mejor universidad del país. Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió a casa y notó que el papá continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él: “Papá usted no escucha la radio, usted no ve televisión, usted no lee los periódicos, usted ni sabe de Internet. Hay una gran crisis en el mundo y la situación de nuestro país es crítica. El que no se mueva va a quebrar”. Después de escuchar las consideraciones de su hijo estudiado, el padre pensó: “Si mi hijo es economista, lee periódicos, ve televisión, sabe de Internet, entonces solo puede tener la razón….” Con miedo de la crisis, el viejo busco el pan más barato (más malo) y comenzó a comprar las salchichas más baratas (las peores) y para economizar dejó de hacer sus cartelones de propaganda. Abatido por la noticia de la crisis ya no ofrecía sus productos en voz alta. Tomadas todas esas preocupaciones, las ventas comenzaron a caer y fueron cayendo y cayendo y llegaron a niveles insostenibles, hasta que el negocio de panchos calientes del viejo que antes generaba recursos hasta para que el hijo estudiara economía, quebró. Entonces el padre muy triste, se dirigió a su hijo con estas palabras: “Hijo, tenías razón, estamos en medio de una gran crisis” y le comentó orgulloso a sus amigos: “Bendita sea la hora que envié a mi hijo a estudiar economía; el me avisó de la crisis… Si no hubiera sido por él, quién sabe qué hubiera pasado.” Puede ver que nuestras elecciones determinan nuestro destino, este hombre decidió comportarse con un espíritu recesivo, conformista y perdió. En  temporada de crisis  no hay que dejarse vencer por el miedo hay que ser creativos como los padres de Moisés que se prepararon y lo llevaron a ser príncipe de Egipto. No llenes tu mente de pensamientos negativos, no te auto limites, no caigas en pánico, llénate de fe y esperanza. “Si piensas que tus problemas tienen solución estás en lo cierto, pero si piensas que no tienen solución también lo estás.” Es tiempo de levantarte como David para vencer al gigante Goliath que se levanta en contra de tu vida, tu matrimonio, tus finanzas, tus negocios o cualquier otro gigante que produzca crisis. Confía en Dios, Él es el único que puede darte la victoria. No te dejes llevar por las crisis, pues no duran para siempre, ellas son las oportunidades para aprender y crecer.
Hoy es el mejor día para desarrollar tu imaginación, creatividad ante las crisis, comenzar a ver y escuchar oportunidades. Dios tiene grandes cosas para ti, pero eres tu quien elige seguir en el desierto o entrar a la tierra prometida. (Pedro Sifontes)

sábado, 6 de agosto de 2016

LA CÁSCARA DE HUEVO

¡Te odio, Alicia!”, le gritó Antonio. “¡Más nunca vuelvas a entrar a mi cuarto! ¡Eres una ladrona!” “¡Eh, que dices!”, llamó el abuelo, que venía por el pasillo. “¿De qué se trata toda esta gritería?” “Antonio dice que yo le robé sus tijeras, pero yo no lo hice”, gritó Alicia desde su habitación. “¡Él es un mentiroso y también es mejor que no vaya a entrar en mi habitación!”, terminó de decir Alicia y cerró la puerta de un tirón. Con un suspiro, el abuelo revisó la estancia. No pasó mucho tiempo antes de que él descubriera las tijeras de Antonio sobre la mesa del pasillo. Ambos niños, muy enojados, insistieron en que el otro las había dejado allí. “¡Silencio!”, ordenó el abuelo. Les hizo señas de que les siguieran y se dirigió hacia la cocina, donde puso un huevo y una taza vacía sobre la mesa. “¡Alicia, rompe este huevo y échalo en la taza!”, le dijo el abuelo. Los niños se preguntaban dónde se dirigía el abuelo con todo esto, pero Alicia obedeció. “¡Ahora, tú, pon el huevo de regreso dentro de la cáscara. Por favor, en la misma forma en que estaba antes!”, le dijo el abuelo a Antonio.
Antonio frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”, le preguntó. “Esto es imposible abuelo. Tú no puedes arreglar un huevo roto”. “¿Igual que Humpty Dumpty*, no?”, dijo el abuelo con una risita. Entonces se puso serio. “El punto es que hay otra cosa como Humpty Dumpty, algo que NO puede ser arreglado fácilmente. Estoy pensando en los sentimientos. Niños, ustedes se dijeron cosas feas entre sí. Recoger las palabras es algo tan imposible como componer un huevo”.
Ambos niños se sintieron mal. “Nunca se les olvide lo dañinas que pueden ser las palabras”, les advirtió el abuelo. “Dios dice que la lengua es como un fuego que no puede ser apagado. Así es el gran daño que pueden hacer las palabras. Aun cuando dices que lo sientes, esto no hace que se desaparezcan”. “Lo siento”, Antonio le dijo a su hermana. “Sí,… bueno,… yo también”, contestó Alicia. “Puedes entrar en mi habitación, si lo deseas”.
¿Qué tal Tú? ¿Tienes cuidado de las palabras que dices, o dices las cosas antes de pensarlas? Aun cuando te disculpas, la otra persona puede que aún recuerde esas palabras que dijiste. Pídele a Dios que te ayude a controlar tu lengua.
Efesios 4:29.- No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan. ¡Te odio, Alicia!”, le gritó Antonio. “¡Más nunca vuelvas a entrar a mi cuarto! ¡Eres una ladrona!” “¡Eh, que dices!”, llamó el abuelo, que venía por el pasillo. “¿De qué se trata toda esta gritería?” “Antonio dice que yo le robé sus tijeras, pero yo no lo hice”, gritó Alicia desde su habitación. “¡Él es un mentiroso y también es mejor que no vaya a entrar en mi habitación!”, terminó de decir Alicia y cerró la puerta de un tirón. Con un suspiro, el abuelo revisó la estancia. No pasó mucho tiempo antes de que él descubriera las tijeras de Antonio sobre la mesa del pasillo. Ambos niños, muy enojados, insistieron en que el otro las había dejado allí. “¡Silencio!”, ordenó el abuelo. Les hizo señas de que les siguieran y se dirigió hacia la cocina, donde puso un huevo y una taza vacía sobre la mesa. “¡Alicia, rompe este huevo y échalo en la taza!”, le dijo el abuelo. Los niños se preguntaban dónde se dirigía el abuelo con todo esto, pero Alicia obedeció. “¡Ahora, tú, pon el huevo de regreso dentro de la cáscara. Por favor, en la misma forma en que estaba antes!”, le dijo el abuelo a Antonio.
Antonio frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”, le preguntó. “Esto es imposible abuelo. Tú no puedes arreglar un huevo roto”. “¿Igual que Humpty Dumpty*, no?”, dijo el abuelo con una risita. Entonces se puso serio. “El punto es que hay otra cosa como Humpty Dumpty, algo que NO puede ser arreglado fácilmente. Estoy pensando en los sentimientos. Niños, ustedes se dijeron cosas feas entre sí. Recoger las palabras es algo tan imposible como componer un huevo”. Ambos niños se sintieron mal. “Nunca se les olvide lo dañinas que pueden ser las palabras”, les advirtió el abuelo. “Dios dice que la lengua es como un fuego que no puede ser apagado. Así es el gran daño que pueden hacer las palabras. Aun cuando dices que lo sientes, esto no hace que se desaparezcan”. “Lo siento”, Antonio le dijo a su hermana. “Sí,… bueno,… yo también”, contestó Alicia. “Puedes entrar en mi habitación, si lo deseas”. ¿Qué tal Tú? ¿Tienes cuidado de las palabras que dices, o dices las cosas antes de pensarlas? Aun cuando te disculpas, la otra persona puede que aún recuerde esas palabras que dijiste. Pídele a Dios que te ayude a controlar tu lengua.
Efesios 4:29.- No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.
+ Humpty Dumpty es un personaje en una rima infantil de Mamá Ganso, creado en Inglaterra. Es representado como un huevo antropomórfico o personificado. En algunas versiones se traduce al español como Zanco Panco.

A VECES MAESTRO…A VECES ALUMNO

El primer grado nos prepara para el segundo y así en adelante.  La vida siempre nos está preparando para el siguiente nivel.  Cada experiencia que tenemos en la vida nos prepara para la siguiente; el estar preparado lo es todo.
Para aquello para lo que nos estemos preparando, la vida nos dará la oportunidad de ganarlo; necesita ser ganado para poder ser valorado.
Si un robot nos reemplaza, querríamos volver a la escuela para aprender cómo hacer robots.  La vida susurra al oído de la oruga: “¡Ahora eres una mariposa!”
Todos necesitan ser transformados o disolverse; es asunto de nuestra decisión.
Siempre sepamos que estamos siendo entrenados en este planeta.  En cada etapa, estamos siendo capacitados para el siguiente nivel: en algún lugar allá fuera, debajo de la pálida luz de la luna, alguien está pensando de nosotros con amor.  En algún lugar allá fuera, hay alguien haciendo una oración por ti, que logres pasar el adiestramiento.
Intentemos dormir un poco porque mañana comienza el adiestramiento.
He estado casado por cuarenta y cinco años y todavía estoy en adiestramiento.
Recordemos que cada experiencia que tenemos es solo adiestramiento.  No nos tomemos a nosotros mismos demasiado en serio en el adiestramiento.  Tomemos lo que hacemos en el adiestramiento con seriedad porque estamos siendo observados para ver si estamos listos para el siguiente nivel de capacitación.
Siempre con las mejores intenciones para mantenerlos en el piso de baile mientras les adiestran… Autor: Mike Marino
El pensamiento de hoy realmente me fascinó ya que nos invita a poner nuestras experiencias en la vida en una perspectiva correcta: ellas no son tan solo sucesos pasados, son la preparación que Dios nos permite para poseer efectivamente nuestros mañanas.
Muchos son los que parecieran simplemente atesorar las experiencias del pasado, archivándolas -si bien con cariño y algo de nostalgia- como si aquello es todo lo que la vida nos deparó.
La verdad es, como bien nos lo plantea el autor de la reflexión, que todo aquello es mero adiestramiento para el futuro.
Atrevámonos a sacarle el máximo provecho a nuestras experiencias -sean estas positivas o negativas- con una mirada a nuestro futuro… y sí, ¡siempre tendremos uno! Que Dios les continúe bendiciendo. (Raúl Irigoyen)

martes, 2 de agosto de 2016

LA VIDA ES MUY CORTA

La vida es tan corta que debemos aprovechar cada día para ser felices.
John Powell, un profesor de Loyola University en Chicago, escribe sobre un estudiante de su clase de La Teología de la Fe llamado Tommy.
Tommy resultó ser el “ateo de la clase” en mi curso de Teología de la Fe. Él objetaba constantemente, sonriendo sarcásticamente sobre la posibilidad de un Dios/Padre que nos ama incondicionalmente. Cuando al terminar el curso vino a entregar su examen final, me preguntó en un tono algo cínico:
¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios? Inmediatamente decidí usar un poquito de la técnica de la terapia de shock. -¡No!, le dije muy enfáticamente.
– ¿Por qué no?, me respondió, yo creía que ése era el producto que usted estaba vendiendo. Dejé que estuviese a unos cinco pasos de la puerta del salón y alcé mi voz para decirle: – ¡Tommy! Creo que tú nunca encontrarás a Dios… Pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti. Él se encogió de hombros y salió de mi clase y de mi vida. Yo me quedé algo frustrado por el hecho de que no había captado mi ingeniosa observación: “¡Él te encontrará a ti!”, por lo menos yo pensaba que había sido ingeniosa…
Un tiempo después me enteré que Tommy se había graduado y me dio el debido gusto.
Más adelante me llegó una triste noticia, supe que Tommy padecía de un cáncer terminal. Antes de que yo pudiera salir a buscarlo, él vino a verme. Cuando entró en mi oficina lucía demacrado y su larga cabellera había desaparecido debido a la quimioterapia.   Pero sus ojos brillaban y su voz tenía una firmeza que no tenía antes.
Tommy, he pensado mucho en ti… oí que estás enfermo, le dije en un tono casual.
– Oh, sí, muy enfermo, me respondió, tengo cáncer en ambos pulmones. Es cuestión de semanas. –Tom, ¿puedes hablar sobre eso?, le pregunté. –Por supuesto, ¿qué quiere saber?, me contestó. ¿Qué se siente tener solo 24 años y estar muriendo?, le dije. Bueno, podría ser peor. ¿Peor, cómo qué? Bueno, como llegar a los cincuenta años sin tener valores o ideales; o llegar a los cincuenta creyendo que beber, seducir mujeres y hacer dinero son “lo máximo” de la vida. Antes había clasificado a Tommy bajo: de extraño…
Parece ser como si a todo aquel que yo rechazara mediante mi propia calificación, Dios lo devolviera a mi vida para que me educara. Pero por lo que en realidad vine a verlo es por algo que usted me dijo el último día de clases. (¡Se acordó!) Él continuó diciendo:
- Yo le pregunté si usted creía que yo llegaría alguna vez a encontrar a Dios.   Usted me dijo que ¡No!, cosa que me sorprendió mucho. .Entonces usted dijo: “Pero…Él te encontrará a ti”
Estuve pensando mucho en eso, aunque no se puede decir que mi búsqueda era muy intensa en aquel entonces. Pero  cuando los doctores removieron el tumor que
tenía en la ingle y me dijeron que era maligno, ahí fue que empecé a buscar seriamente a Dios. Y cuando el cáncer se regó a mis órganos vitales, de verás que empecé a golpear fuertemente con mis puños las puertas del Cielo… pero Dios no salió. De hecho, no pasó nada. ¿Alguna vez ha tratado de hacer algo con mucho esfuerzo sin obtener ningún resultado? Uno se harta psicológicamente, se aburre de tratar y tratar y tratar… y eventualmente, uno deja de tratar. Bueno,   pues un día me desperté y en lugar de estar lanzando mis reclamos inútiles por encima de ese muro de ladrillos a un Dios que posiblemente no estuviera ahí, me rendí… Decidí que en realidad no me importaba Dios, ni una vida después de la muerte, ni nada que se le pareciera. Decidí pasar el tiempo que me quedara haciendo algo más provechoso. Pensé en usted y en su clase y recordé otra cosa que usted nos había dicho: ‘La mayor tristeza es pasarse la vida sin amar. Pero sería igualmente triste pasar por la vida e irse sin nunca haberle dicho a los que uno ama, que los ama’.
Así que empecé por el más difícil, mi padre. Él estaba leyendo el periódico cuando me le acerqué. Papá… ¿Qué?, preguntó sin quitar sus ojos del periódico. - Papá, quisiera hablar contigo. - Bueno, habla. -Papá… es algo verdaderamente importante.
Bajó el periódico lentamente, ¿De qué se trata? - Papá, yo te amo. Sólo quería que lo supieras.. (Tom me sonrió mientras me contaba con satisfacción, como si sintiera un gozo cálido y secreto, que fluía a través de su interior.) Entonces mi padre hizo dos cosas que no recuerdo que hubiese hecho antes. Él lloró y me abrazó. Estuvimos hablando toda la noche, aunque él tenía que ir a trabajar al día siguiente.. Me sentí tan bien de estar cerca de mi padre, de ver sus lágrimas, de sentir su abrazo y de oírle decir que me amaba.
Fue más fácil con mi madre y con mi hermano pequeño. También ellos lloraron conmigo y nos abrazamos y nos dijimos cosas bonitas los unos a los otros.  Compartimos las cosas que habíamos guardado en secreto por tantos años.   Sólo me arrepiento de una cosa…     de haber esperado tanto tiempo! Ahí estaba, comenzando a abrirme a todas las personas que siempre habían estado tan cerca de mí. Entonces, un día me volteé ¡y ahí estaba Dios! No vino a mí cuando yo se lo rogaba. Me imagino que yo me portaba como un entrenador de animales aguantando el aro para que saltaran: ¡Vamos, salta! Te doy tres días, tres semanas.’ Aparentemente Dios hace las cosas a Su manera y a Su hora. Pero lo importante es que Él estaba ahí. ¡Me había encontrado! Usted tenía razón, me encontró aún después de que yo dejé de buscarlo.
– Tom, le dije casi sin aliento,   yo creo que estás diciendo algo muy importante y más universal de lo que tú te puedas imaginar.   Por lo menos para mí, lo que estás diciendo es que la forma más segura de encontrar a Dios: Es la de no hacerlo una posesión particular, un solucionador de problemas, un consuelo instantáneo en tiempos de necesidad… sino abrirse al amor! Sabes, el apóstol Juan dijo eso, él dijo: “Dios es
Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.”
Tom, ¿podría pedirte un favor?, pregunté. Fíjate, cuando te tenía en mi clase eras una verdadera molestia, pero (riendo) ahora puedes compensarme por todo… ¿Vendrías a mi curso de Teología de la Fe y les contarías lo que acabas de contarme? Si yo se los dijera, no tendría el mismo impacto que puede tener al contárselo tú.
– Oohh.Yo estaba listo para usted, pero no sé si estoy listo para su clase. - Piénsalo, Tom, y si te sientes listo, llámame. Tom me llamó a los pocos días y me dijo que estaba listo para la clase, que él quería hacer eso por Dios y por mí. Así que hicimos la cita, pero Tom nunca pudo llegar… Él tenía una cita mucho más importante que la mía y mi clase. Por supuesto que su vida no terminó con la muerte, sólo cambió. Él dio el gran salto de la fe a la visión.
Él encontró una vida más hermosa que todo lo que ha visto el ojo humano o que el oído humano haya escuchado o que la mente del ser humano jamás se haya imaginado.
Antes de que él muriera, hablamos una última vez. -No voy a poder llegar a su clase”, me dijo. - Lo sé, Tom. - ¿Les dirá usted por mí? ¿Le dirá al mundo entero por mí?
-Sí, -Tom, les diré. Haré lo mejor que pueda.
Así que a todos ustedes que han tenido la bondad de leer esta simple historia sobre el amor de Dios, gracias por el tiempo. Y a ti, Tommy, en los brillantes y verdes cerros del Cielo, se los dije lo mejor que pude…